Hoy se conmemora otro aniversario de los Acuerdos de Paz que dieron fin a la guerra civil de los años 80 y que generó tanto entusiasmo y esperanza a la sociedad salvadoreña.

Alcanzar la paz y conservarla ha sido una lucha constante en la historia de El Salvador. Nuestro Himno Nacional lo dice bien claro en su letra: “De la paz en la dicha suprema, Siempre noble soñó El Salvador; Fue obtenerla su eterno problema, Conservarla es su gloria mayor”.

Pero a 32 años de los Acuerdos de Chapultepec que acabaron con la guerra civil que sufrimos entre 1980 y 1992, la visión sobre aquellos acuerdos tiene emociones mixtas. Para una parte de la sociedad, los Acuerdos de Paz trajeron muchas cosas positivas para la nación, porque se abrió la sociedad a todas las corrientes políticas de pensamiento y porque desde entonces, los procesos electorales fueron libres.

Pero otro sector de la sociedad los ve con amargura, porque las esperanzas se desvanecieron entre la horrible etapa de violencia delincuencial que provocaron las pandillas y los escandalosos casos de corrupción de varios de los gobiernos de la postguerra.

La paz sigue siendo un anhelo ensombrecido con la sangre de docenas de salvadoreños que fueron asesinados por bandas delincuenciales, por las pandillas que hoy en gran medida están desarticuladas o camino a serlo.

Es tarea de todos los salvadoreños obtener la paz y conservarla nuestra gloria mayor, como bien dicen esos versos de nuestro Himno Nacional.