Según el ministro de Hacienda, el plan de gastos propuesto presenta un mensaje de “disciplina fiscal profunda” y no tiene incrementos de salarios autorizados excepto los legales, algo muy positivo después que se conociera la intención de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de subirse el sueldo.
Es ncesario aprobar un presupuesto realista y austero. Ni apretar el cinturón hasta asfixiarse ni soltarlo hasta engordar exageradamente. La situación financiera del Estado no está para derroches. Nada puede ser dejado al azar en el presupuesto del Estado, los recursos son limitados y las necesidades se multiplican. Presupuestar y transparentar pone en su lugar las expectativas y los recelos de todos.
Las cuentas públicas se nutren de los aportes de la colectividad, es lógico y justo permitir que los gobernados se pronuncien al respecto. Por eso la discusión debe ser lo más transparente posible y es importante escuchar las voces de la ciudadanía.
Los presupuestos de Salud, Educación y Seguridad sumarán $3,471 millones, un aumento del 1 %, también hay aumentos en Obras Públicas. Eso es positivo. El Estado debe dar prioridad a las necesidades más importantes de los salvadoreños y evitar todo signo de despilfarro o mala planificación porque las necesidades abundan pero los fondos son muy limitados.