Las autoridades de México y Guatemala alertaban la semana pasada de la llegada numerosa de pandilleros salvadoreños que huyen de las medidas de seguridad implementadas en el país y expresaban su temor de que establecieran una condición permanente y fortalecida en sus territorios, en donde hasta el momento hay una existencia reducida de núcleos de pandillas.

La preocupación es particularmente grande en Guatemala y el sur de México donde estas bandas delincuenciales han huido y han extendido sus operaciones criminales. Las pandillas son bandas transnacionales, crimen organizado puro y duro y merecen ser combatidas con toda la fuerza de los estados, coordinando la lucha regional ante este flagelo.

Las pandillas están involucradas en todo tipo de delitos, asesinatos, extorsiones, tráfico de armas, tráfico de drogas, tráfico de personas, secuestros, robos, etc. Lo hacen igual en El Salvador que en Honduras, Guatemala, México o Estados Unidos.

La misma Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, la agencia encargada de la seguridad de los 3,200 kilómetros de la frontera sur entre EE.UU. y México, reporta un incremento en las detenciones de pandilleros que buscan penetrar a los territorios de Texas, Nuevo México, Arizona y California. Según la Patrulla Fronteriza, en 2022 hubo 312 detenciones en la frontera de integrantes de la MS-13, en comparación a 113 el año 2021, y 100 de pandilleros del Barrio 18, comparado a 28 en 2021.

El problema es regional y debe enfrentarse con acciones inteligentes y coordinadas para proteger a todos nuestros países del mismo mal que nos afecta.