Los brasileños elegirán este domingo a su presidente en una segunda vuelta cargada de extrema polarización, desinformación, noticias falsas y encuestas poco efectivas. El presidente Jair Bolsonaro y el expresidente Lula da Silva se enfrentan en las urnas y ambos desatan pasiones a favor y en contra de una manera inédita en el gigante sudamericano.

Aunque todas las encuestan dan una ligera ventaja a Lula, la volatilidad de los sondeos en la primera vuelta ha aumentado la incertidumbre ante este duelo definitivo en el que Bolsonaro ha llamado “diablo” a Lula y este a su vez lo ha acusado de “caníbal”. Eso como muestra de una campaña plagada de ataques sin límites. El duelo electoral ha provocado el hartazgo de muchos brasileños luego de una campaña polarizada y repleta de desinformación.

Bolsonaro ha logrado disminuir su rechazo tras mejoras notables en el ámbito económico como la baja del desempleo y la inflación, ademeas, ha inyectado recursos masivos en programas de ayuda social, pero su torpeza puede llevarse consigo cualquier ventaja que pudiera tener. Habla más de la cuenta y es capaz de decir cualquier barbaridad.

El problema para los brasileños es que la opción es Lula, un expresidente que fue condenado por corrupción, aunque luego sus sentencias fueron anuladas, pero que tuvo un comportamiento ético sumamente cuestionable durante sus dos mandatos previos. Lula parece ser el favorito de la izquierda mundial y de la prensa local e internacional a las que no parece importarles mucho su pasado corrupto.

Pase lo que pase este domingo, a Brasil le augura tiempos difíciles si gana Lula ya que Bolsonario logró fuertes triunfos tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados y eso podría dificultar la gobernabilidad y mantener la polarización de la campaña.