Desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania uno de los temores que prevalece en el mundo es la persistente amenaza de Vladimir Putin de un ataque nuclear ya sea contra el país invadido o contra alguna de las naciones de Occidente que le apoya, desatando un conflicto bélico de catastróficas proporciones.

El expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dimitri Medvedev, parecía confirmar esos temores cuando ayer decía que una derrota de Rusia en la guerra con Ucrania “podría provocar el estallido de una guerra nuclear”.

“Una derrota por parte de una potencia nuclear en una guerra convencional puede provocar el estallido de una guerra nuclear. Las potencias nucleares no han perdido grandes conflictos en los que está en juego su destino”, ha afirmado el influyente funcionario ruso. Así, Medvedev ha subrayado en un mensaje en su cuenta en Telegram que “esto es algo que debería ser obvio para todos, incluso para un político occidental que haya retenido al menos alguna traza de inteligencia”.

Como decía ayer precisamente el papa Francisco “el clima de enfrentamiento provocado por la feroz sinrazón de la guerra es siempre una derrota, siempre”. Si un conflicto nuclear se desata, los perdedores seremos la humanidad entera. Putin y sus militares han hecho resurgir los temores que se creían superados de un conflicto nuclear entre superpotencias, algo que no solo traería consigo una enorme pérdida de vidas humanas, sino un periodo terrible de destrucción social y económica de la que tardaríamos décadas en recuperarnos en todo el planeta.

Ojalá que solo fueran bravuconadas de los rusos porque de lo contrario, lo peor está por llegar.