En los últimos días se ha estado hablando de una reforma a la Ley de Tributos Municipales. La propuesta otorgaría nuevas facultades al concejo municipal, al alcalde y a los órganos dependientes de las alcaldías relacionadas también a la autorización de compensaciones, apelaciones, prescripciones de las deudas tributarias y la determinación del monto de las deudas tributarias.

Lo cierto es que después de haberles suspendido la entrega del Fodes, la inmensa mayoría de alcaldías tiene problemas presupuestarios. Pero no solo esa es la causa. Debido al corto período de los alcaldes -tres años- su preocupación es tener fondos para mostrar obras, ya sea a través del Fodes, de Prestamos y Titularizaciones, endeudando a las municipalidades cada vez más. Dejando a cargo de la administración municipal a personas de su entera confianza que por lo general muchas veces son personas con el más mínimo estudio de lo que es la administración pública municipal.

Así ha sido tradicionalmente. No se cuidan los gastos, ni el número de empleados, tampoco eficientizan los ingresos tributarios municipales, y por ende tampoco tienen un catastro municipal actualizado, eficiente y con una base de datos confiable.

Es increíble y asusta ver como en esta época, aun haya alcaldías municipales grandes e importantes, que manejan sus registros tributarios en lenguajes informáticos antiguos y desfasados

Reformar la Ley de Tributos puede ser un medio para aliviar las finanzas municipales pero también hay que eficientizar el gasto, cobrar tasas al sector informal de su municipio, y mejorar su catastro. Otro planteamiento serio que hay que hacerse es analizar si la actual división municipal es viable, sino hay demasiados municipios en un país tan pequeño.