Ciertamente, hemos enfrentado calores abrasadores en esta época del año en El Salvador y una escasez de lluvia preocupante, angustiante. Algunos ríos se han secado y hasta el caudaloso río Lempa se ve seco, con bancos de arena sobresaliendo en sus otrora profundas pozas.
No somos los únicos. Se trata de un récord mundial en julio. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas y el observatorio europeo Copernicus aseguraron tener suficientes datos para anunciar que julio será “muy seguramente el mes más cálido jamás registrado”.
Este calor probablemente “no tiene precedentes” en miles de años, indicaron ambas instituciones. Las olas de calor causaron profundas afectaciones a la salud, sequía, problemas energéticos, etc.
La temperatura del planeta ha aumentado ya en 1,2 ºC respecto a la era preindustrial, y algunos intentan diseñar medidas de emergencia para que este incremento no sea de más de 1,5 ºC, el límite para el año 2100 que estipula el Acuerdo de París de 2015.
La red científica World Weather Attribution (WWA) decía la semana pasada que las recientes olas de calor en Europa y Estados Unidos habrían sido “casi imposibles” sin el efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano. En otras palabras y tal como lo pronosticaron los científicos hace décadas: nos estamos acabando el planeta con la contaminación y la emisión de gases.