Cerca de 9,3 millones de guatemaltecos están llamados a elegir este domingo al sucesor del presidente Alejandro Giammattei, en unos comicios con un abultado número de candidatos presidenciales: 22 y la certeza de que habrá una segunda vuelta el 20 de agosto próximo.

Según las últimas encuestas, la exprimera dama, Sandra Torres, el exdiplomático Edmond Mulet y la hija del fallecido dictador, Efraín Ríos Montt, Zury Ríos, son los aspirantes que mayores posibilidades tienen de pasar al balotaje. Además, los guatemaltecos también elegirán el domingo a 160 diputados al Congreso, 340 alcaldes y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.

El país tiene una vibrante economía y a diferencia de sus vecinos centroamericanos, con nivel de endeudamiento bajo y una elevada inversión. Pero también sufre de una desigualdad extrema que afecta especialmente a la población indígena.

Pero además, Guatemala padece de dos males que parecen crónicos: una corrupción rampante que fue combatida con firmeza la década pasada gracias a una comisión internacional patrocinada por la ONU, pero que ahora ha sufrido serios retrocesos al grado que ahora se persigue a los periodistas, jueces y fiscales que denunciaron esa corrupción.

El otro problema endémico es el crimen organizado que parece dominar departamentos enteros y que tiene influencia además en la campaña electoral. Ese mismo crimen organizado, con carteles de la droga operando impunemente, desatan olas de violencia recurrentes en el país. De manera que los desafíos para el (o la) próximo (a) gobernante de Guatemala no son fáciles.