A eso se suman las advertencias de organizaciones ambientalistas de que “El Niño” puede traer consigo una reducción en la producción agrícola, lo que a su vez trae como resultado el alza de los precios de la canasta básica, la temida inseguridad alimentaria.
Un estudio multidimensional de El Salvador elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), advierte que el cambio climático, cuya muestra más cercana en este momento es “El Niño” multiplicará las pérdidas en los cultivos primarios como el maíz en cerca del 18 %, los frijoles en 24 % y el arroz en 24 %, para el año 2050, es decir en poco más de 25 años.
Ya Honduras sufre efectos graves por la sequía, no solo en la producción agropecuaria sino también en la generación de energía eléctrica debido a su alta dependencia de las presas hidroeléctricas, lo que ha traido como consecuencia, apagones de hasta ocho horas en el vecino país. Guatemala ya analiza también una declaratoria de emergencia en ese sentido. En El Salvador la matriz energética es más diversificada pero de todas maneras, una sequía prolongada podría impactar el precio de la generación.
Son temores reales que deben llamar a los tomadores de decisiones del país a analizar formas creativas para enfrentar sus consecuencias y los peores escenarios posibles.