El gobierno estadounidense ha organizado el llamado Grupo Operativo para el Reencuentro Familiar que busca reunificar a centenares de niños migrantes que fueron separados de sus padres durante la administración del expresidente Donald Trump, en una de las medidas más crueles de que se tenga memoria en el hemisferio occidental con respecto a la migración.

La medida afectó a 286 niños salvadoreños de más de cuatro mil menores de toda la región. Actualmente aún hay 38 niños que no han sido reunidos con sus familias y los hay menores que tenían entre siete meses y 17 años al momento de la separación entre 2017 y 2021.

La cifra de niños migrantes arrancados de sus padres durante la era Trump fueron cerca de 4.000, originarios principalmente del norte de Centroamérica. La cifra generó indignación internacional y todavía mantiene la separación de esas 38 familias.

Es indescriptible el sufrimiento, la angustia, el trauma psicológico y las consecuencias en la vida de estos menores víctimas de esa política cruel que lamentablemente puede volver a suceder en caso de que Trump sea electo nuevamente en las elecciones del próximo año en Estados Unidos.

Hay que apreciar los esfuerzos de esa fuerza de tarea por reencontrar a niños y padres de familia, pero también debería organizarse una demanda colectiva para cobrar las consecuencias de una acción tan inhumana como esa, para que esos niños que sufrieron por esas medidas tengan los recursos para estudiar y tener una vida mejor. Y debería haber un compromiso del gobierno estadounidense de no repetición de hechos como estos.