Los hechos ocurrieron en 2012 cuando repentinamente se acabaron los homicidios de la noche a la mañana gracias a un pacto oscuro que dio beneficios de todo tipo a las bandas delincuenciales para lavar la imagen del gobierno del FMLN. Por este caso está encarcelado el otrora todopoderoso exjefe militar, mientras que Funes está prófugo en Nicaragua, protegido por el dictador Daniel Ortega.
La tregua de la administración Funes con las pandillas fue una verdadera burla a los salvadoreños. A través de un pacto oscuro entre el Gobierno y los delincuentes, se buscó acabar con los homicidios y se les dio privilegios injustificables a las pandillas tanto en los penales como en las calles.
Munguía Payés se hizo cargo de la Seguridad Pública y desde ahí diseñó una tregua que terminó siendo una jugarreta macabra: Los homicidios se reducían pero los desaparecidos aumentaban exponencialmente. Los pandilleros tenían hasta fiestas con bailarinas en los penales con toda la complicidad del sistema entero. Los cabecillas más crueles de las pandillas salían a hacer teatro hasta en televisión nacional, con falsas conversiones y promesas de cambio que nunca ocurrieron. Todo eso era parte de un entramado mafioso que se tejió desde la cúpula del gobierno de Funes y de su ministro de Seguridad.
Esperemos que la justicia se aplique con seriedad y severidad para que nunca más ocurran esos pactos oscuros.