La semana pasada, el futuro embajador de los Estados Unidos en El Salvador, William Duncan, sostuvo que el gobierno de los Estados Unidos debe acercarse al de El Salvador “desde una posición de respeto”, mientras que abogaba por la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos en el país.

Estados Unidos no tiene un embajador titular desde enero de 2021 cuando Ronald Johnson dejó el cargo. Duncan es un embajador de carrera con más de 30 años en el servicio diplomático estadounidense y quien ya trabajó en El Salvador.

El nombramiento de un nuevo embajador estadounidense es una oportunidad de reconstruir los puentes de entendimiento y acercamientos con los Estados Unidos, nuestro aliado histórico, nuestro principal socio comercial, el hogar de tres millones de salvadoreños. Nos unen profundos lazos históricos, culturales y familiares. Incluso, hay un episodio histórico durante el génesis de nuestra nación en que líderes salvadoreños intentaron ser parte de la Unión Americana.

Sin duda seguirán habiendo diferencias entre los dos gobiernos, muchas de las preocupaciones estadounidenses sobre El Salvador son también preocupaciones de los salvadoreños, pero no hay que olvidar que los Estados Unidos de América ha mostrado ser un socio confiable que no nos ha abandonado en momentos tan difíciles como la guerra civil, huracanes o terremotos. E incluso, acogió a nuestros refugiados debido a las catástrofes naturales o el conflicto armado.

Es importante superar las diferencias, seguir hablando con franqueza y buscar entendimientos, la buena relación con Estados Unidos debe ser siempre prioridad porque solo traerá beneficios para los salvadoreños de aquí y nuestros connacionales de la diáspora.