La conducción peligrosa -manejar ebrio o drogado- es la séptima causa de accidentes y muertes en el país, según cifras del Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT).

La cifra nos da una idea de lo que una conducta irresponsable puede causar. Hasta el 24 de septiembre, el Observatorio Nacional de Seguridad Vial registra 485 accidentes por conductores que se encontraban en estado de ebriedad. Por eso es una campanada de alerta que las autoridades hayan detectado el pasado fin de semana a 26 conductores ebrios.

Las consecuencias legales de conducir ebrio son amplias, ya que deben enfrentar un proceso judicial y un proceso de educación vial para poder recuperar el permiso de manejo. Pero además, las consecuencias de un accidente manejando ebrio son enormes en términos legales y humanos.

La irresponsabilidad no se puede tolerar y esta ofensiva de las autoridades hacia los que manejaban en estado de ebriedad o drogados, es un avance positivo contra esa práctica que pone en peligro a todos los que se atraviesan en el paso de esos conductores.

Pero los 26 solo son una mínima fracción del fenómeno. El titular del Viceministerio de Transporte (VMT), Nelson Reyes informaba esta semana que 1,200 conductores peligrosos han sido detenidos en lo que va del año, como parte de los controles vehiculares ejecutados por la institución.

El funcionario explicaba que las autoridades registran un incremento de conductores detenidos del 14%, en comparación al mismo periodo de 2022. Es decir que, lejos de concientizarse, ahora hay más irresponsables en la calle.