Gavin Newsom, gobernador de un estado que es sólidamente demócrata y quien se ha mostrado como líder de la resistencia política a Trump, dijo el lunes que California no estaba "dando marcha atrás" hacia el transporte contaminante.
"Intervendremos si la administración Trump elimina el crédito fiscal federal, lo que redobla nuestro compromiso con el aire limpio y los empleos verdes en California", advirtió Newsom.
"Haremos que sea más asequible para las personas conducir vehículos que no contaminen", agregó.
California lidera la adopción de vehículos eléctricos en Estados Unidos y es el mercado más grande del país, con un tercio de participación en la venta nacional de unidades.
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Según cifras estatales, en California vendió más de dos millones de vehículos de esa categoría, entre totalmente eléctricos e híbridos enchufables.
Trump se ha mostrado hostil frente a los vehículos eléctricos y los ha vinculado a lo que llama un "engaño" del cambio climático. En cambio, busca que Estados Unidos gane fuerza a través de la expansión de la extracción de petróleo y gas.
Para muchos en California, estas promesas condenarían a un estado que constantemente sufre los efectos tangibles del cambio climático, desde enormes incendios forestales hasta sequías y poderosas tormentas.
Newsom se posicionó como un baluarte contra los temidos excesos de la nueva administración Trump respecto al cambio climático o la inmigración, y prometió ser un freno a su poder.
El poder comercial que tiene California, con un mercado de 40 millones de personas, ha derivado en que los grandes fabricantes de vehículos de Detroit adopten voluntariamente normas más estrictas sobre emisiones y eficiencia para las unidades que venden a nivel nacional.
Esa capacidad para establecer estándares enoja a republicanos como Trump, que en este tema se opone a que los estados establezcan sus propias reglas.