Aquellas personas que eran niños, adolescentes o jóvenes cuando llegó la crisis del covid-19 en 2020, con sus restricciones y confinamientos, siguen pagando cinco años después las consecuencias, tanto en términos de trastornos psicológicos como de aprendizaje.

"El confinamiento fue un punto de inflexión en mi salud mental", resume a AFP Amélie, una estudiante francesa, que tenía 19 años cuando comenzó la pandemia a principios de 2020. "Me encontré frente a todo lo que estaba reprimiendo y eso desencadenó una enorme depresión", añade.

Cinco años después, todavía en tratamiento, la joven, que no quiso dar su apellido por miedo a las consecuencias para su carrera profesional, no es un caso aislado.

Las restricciones adoptadas en muchos países, incluidos estrictos confinamientos domiciliarios, por la amenaza sanitaria que suponía el covid antes de la llegada de las vacunas, han tenido consecuencias nocivas en términos de salud mental.

Varios estudios muestran claramente que las generaciones más jóvenes han sido las más afectadas.

En Francia, una quinta parte de los jóvenes de entre 18 y 24 años había sufrido un episodio depresivo en 2021, un nivel nunca visto antes, según una encuesta de la agencia de salud pública.

La situación es similar en Finlandia, según un estudio publicado recientemente en la revista Lancet Psychiatry.

Entre unos 700,000 jóvenes de entre 13 y 20 años, "la proporción de personas con ansiedad generalizada, depresión y ansiedad social aumentó en 2021, en comparación con antes del covid, y se mantuvo en ese nivel elevado en 2023", subraya el estudio.

Trastornos del comportamiento

Igualmente preocupante es que las consecuencias de la pandemia también se están sintiendo en el ámbito del desarrollo emocional y el aprendizaje. Es sobre todo el caso en los niños que empezaron la escuela hace cinco años.

En 2023, un trabajo de referencia, publicado en la revista Nature Behaviour y basado en unos cuarenta estudios realizados en una quincena de países, mostró que muchos niños aún no se habían recuperado de retrasos importantes en su proceso de desarrollo y aprendizaje.

"Es un verdadero problema generacional", afirma el investigador Bastian Betthauser, autor principal del estudio.

Los problemas parecen persistir más allá de los años de covid, como en Reino Unido, donde un informe del organismo público Ofsted, encargado de inspeccionar las escuelas, muestra un nivel de absentismo escolar sin precedentes en 2023/2024.

Desde el inicio de los confinamientos, "la asistencia a la escuela se ha visto de forma más informal", lamenta el informe.

Aunque algunos profesionales de las escuelas están relativizando la idea de una brecha irreparable en términos de aprendizaje.

"En el ámbito académico, nos hemos puesto al día bastante rápido", dice Simon Kidwell, director de la Hartford Manor School, en el norte de Inglaterra.

Aunque reconoce las consecuencias del covid y se preocupa por el estado psicológico de algunos estudiantes.

"Hay más niños que necesitan acceder a servicios de salud mental", afirma.

Lenguaje y sociabilidad

Kidwell también señaló un aumento "enorme" en el número de niños con necesidades educativas especiales o que requieren apoyo adicional para lidiar con problemas de conducta.

"Esto viene siendo así desde 2015, pero ha aumentado desde el covid”, afirma.

Según Kidwell, las dificultades están relacionadas con el lenguaje y la sociabilidad. El director habla de comportamiento agresivo tanto hacia adultos como hacia niños y también destaca el problema de los jóvenes que padecen problemas relacionados con el autismo.

En este sentido, algunos especialistas destacan cómo los confinamientos pueden haber supuesto un ruptura para los niños con autismo o trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).

"A muchos les ha gustado el confinamiento", afirma la psicóloga Selina Warlow, que trata a niños y adolescentes con estos trastornos en una clínica de Farnham, cerca de Londres.

"El ambiente escolar es ruidoso y sobreestimulante y estar en una clase con otros 30 niños es realmente difícil para ellos. Y se preguntan por qué deberían volver", añade.

Según ella, la pandemia también ha perjudicado a estos pacientes al retrasar el diagnóstico en muchos casos. "Intervenir en los primeros años puede tener un enorme impacto en el niño", dice Warlow.