"Pienso en las víctimas no reconocidas, cuyas historias permanecen a menudo en la sombra. Quiero que sepan ustedes que compartimos el mismo combate", dijo la mujer de 72 años en una breve declaración a la prensa.
Su exmarido, de 72 años, fue condenado a la pena máxima de 20 años de prisión por administrarle a escondidas ansiolíticos entre 2011 y 2020 para dormirla y violarla junto a decenas de desconocidos contactados por internet.
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El tribunal correccional de Aviñón, en el sur de Francia, impuso penas de entre 3 años de prisión, dos en suspenso, y 15 años para el resto de los 50 acusados, por debajo de las penas solicitadas por la fiscalía.
"Respeto" la sentencia, dijo Gisèle, pese a que sus tres hijos expresaron a la AFP su decepción por las penas. "Los hijos están decepcionados por las bajas penas", comentó un miembro de la familia, que pidió el anonimato.
La mujer se convirtió en un icono feminista por rechazar un juicio a puerta cerrada, al que tienen derecho las víctimas, para que "la vergüenza cambie de bando", una decisión que "nunca" lamentó, confesó este jueves.
"Ahora confío en nuestra capacidad para alcanzar colectivamente un futuro en el que todos, mujeres y hombres, puedan vivir en armonía, con respeto y comprensión mutuos", agregó.