El museo está ubicado en el Club Árabe Salvadoreño con un horario de 9:30 a.m. a 3:00 p.m., de martes a sábado y los domingos de 8:00 a.m. a 12:00 m.d. La entrada es gratuita, pero se debe confirmar la visita con anticipación al teléfono 6200-2222, para que los visitantes no afiliados al club puedan ingresar sin ningún inconveniente.
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En 2009, la Asociación Salvadoreña Palestina (ASP), presidida por el señor Simán Kury, vio la necesidad de transmitir la cultura y las costumbres palestinas: “Empezamos a pensar que en este país debe de estar viva para siempre la cultura palestina. Empezamos con cosas más sencillas como la revista Usul, charlas o fiestas gastronómicas culturales y reviviendo el calendario de las fechas importantes”, recordó.
En 2016, la junta directiva del Club Árabe aprobó la creación de un espacio para albergar el museo dentro de sus instalaciones. Este es el primer museo palestino en América Latina. “Existen pocos museos palestinos en el mundo, pero en El Salvador, un país tan pequeño, tan lejano a Belén, tiene varias cosas que identifican a un pueblo y a un origen vivo”, resaltó Kury.
Sin embargo, los desafíos, como la falta de recursos y las dificultades de trasladar las piezas desde Palestina hasta El Salvador, retrasaron el proyecto. Las piezas de la exhibición fueron trasladadas en avión desde Belén hacia Miami, para finalmente llegar a El Salvador.
“No ha sido fácil, varios miraban como un desafío difícil traer los objetos; no tenemos fondos porque somos una asociación sin fines de lucro, pero vimos la necesidad real y viva en la comunidad palestina y pensamos a nivel global”, indicó la directora de eventos culturales de ASP, Rawan Ijha de Miguel.
Los miembros de la ASP entendieron que había, de manera general, ignorancia y poco interés de buscar información sobre las raíces del pueblo palestino, debido a lo que consideran una manipulación de los medios sociales respecto a lo que vive el pueblo palestino.
Asimismo, antes de consolidar el proyecto se tomó información de expertos, entre arquitectos, historiadores, educadores y otros profesionales que han realizado recorridos museográficos en varios países para obtener orientación.
Un recorrido histórico
El recorrido por el museo inicia con la imagen de San Jorge, santo venerado por los palestinos y el texto curatorial que describe el recorrido histórico del pueblo palestino en El Salvador, a partir de su llegada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.Además, el museo presenta diversas temáticas iniciando con la historia de Palestina, el modelo de una sala árabe-palestina, la vida cotidiana de los palestinos, los ocho barrios de origen, documentos, libros, artículos tradicionales y más.
“Tenemos tres paneles con la historia de Palestina que abarcan desde el período paleolítico hasta la historia contemporánea”, comenta el licenciado y museógrafo, Isaac Salman. “Buscamos resaltar los 11 mil años de antigüedad porque eso sustenta el argumento de que ha existido un pueblo histórico”, agrega.
La exposición incluye un mosaico de la ciudad de Belén, de un metro de ancho por un metro y medio de largo. “No es el típico mosaico que conocemos aquí en El Salvador; son piezas que se usaban desde la existencia de Roma”, mencionó el señor Kury.
Además, destacan piezas talladas en madera de olivo, como figuras de camellos, utensilios, cuencos e incluso, una imágen del Salvador del Mundo. Cabe recalcar que, el trabajo artesanal de la madera de olivo es una práctica antigua que ha perdurado a lo largo de los siglos, no solo como fuente de ingresos economicos, sino como símbolo de resistencia del pueblo palestino, razón por que la ocupación israleí en Palestina suele atacar y cortar estos árboles.
Piezas elementales
El museo también cuenta con piezas hechas de concha nacar originarias de Belén. Esta forma de arte fue introducida en el siglo XV por los frailes franciscanos italianos y ha sido perfeccionada por los artesanos betlemitas a través de los siglos. “Estamos exhibiendo una pieza tallada en concha nácar, que es el escudo de El Salvador con un nacimiento de Belén”, detalló Salman.
Esta pieza del artista Bishara Zonghbi fue elaborada entre 1963 y 1965 en Belén, a pedido de un ciudadano palestino que emigró a El Salvador. Es importante dentro de la exhibición porque representa la fusión de dos culturas: la salvadoreña y la palestina; destacando tanto los valores patrios como los religiosos.
Esta muestra también cuenta con piezas que hablan de la vida cotidiana, como el modelo de una sala árabe-palestina, que incluye una alfombra beduina, con más de 70 años de antigüedad; la representación de un patriarca, jefe de la tribu palestina, quien siempre tiene su espacio abierto para escuchar las necesidades de su pueblo; además de un juego de mesa tallado en madera llamado “Shesh Besh” y utensilios en cobre como jarrones y café, simbolizando la generosidad del pueblo palestino.
También se cuenta la historia de los ocho barrios de Belén. “La idea es que cada persona que venga, ya sea que tenga ascendencia o que conozca a una persona que la tenga, pueda identificar de qué barrio desciende”, sostiene Salman.
Asimismo, el Centro Cultural Maha Saca en Belén contribuyó con los diferentes estilos de vestuario palestino exhibidos en el museo, destacando los colores y bordados que identifican a cada región, como los finos bordados de la línea de uva, típicos de Hebrón o los impresionantes bordados con figuras de árbol de pino y ciprés, así como el pájaro, símbolo de la resistencia palestina, en los vestuarios representativos de Ramala, capital administrativa del Estado de Palestina.
Además, el vestuario también simboliza algo muy importante, según explica De Miguel: “Une a la comunidad de las mujeres palestinas, para bordar a mano una tela tan especial como la seda”.
La mayor parte de los objetos dentro de la exhibición son de las ciudades de Beit-Jala, Hebrón y por supuesto, Belén. Asimismo, se realizaron visitas a países como Turquía, Libano y Jordania, donde hay presencia de importantes poblaciones palestinas refugiadas, sobrevivientes de Al-Nakba (término árabe utilizado para designar al éxodo palestino de 1948) y en donde conocedores y especialistas donaron objetos para el museo.
Diáspora palestina
La historia de la diáspora palestina está profundamente entrelazada con los eventos históricos y las circunstancias que forzaron a su pueblo a abandonar su tierra, desde la ocupación del Imperio Otomano, que reclutaba a los jóvenes palestinos para sus guerras, hasta las migraciones impulsadas por la necesidad de sobrevivir.“El pueblo palestino es un pueblo muy apegado a su tierra, muy identificado con su costumbres. ¿Puede imaginar lo doloroso que fue dejar esa tierra?”, recalcó la responsable del área cultural de la ASP, Carla Hanania.
La primera diáspora, a principios del siglo XX, estuvo compuesta mayoritariamente por cristianos palestinos que huían de la doble opresión de un imperio musulmán y la amenaza de ser forzados a luchar en conflictos ajenos. Estos migrantes enfrentaron largos y arduos viajes en barco, con la esperanza de encontrar una vida mejor en tierras lejanas.
Al llegar a El Salvador, estos pioneros palestinos se encontraron con desafíos significativos, incluyendo la discriminación, el idioma y la separación de sus familias. Sin embargo, su esfuerzo les permitió establecerse y prosperar, contribuyendo al desarrollo económico y social de sus nuevas comunidades en nuestro país.
El Museo Palestino de El Salvador honra esta rica historia, preservando las memorias y las experiencias de aquellos que, a pesar de las adversidades, lograron construir un legado duradero. Este museo no solo es un testimonio de su resiliencia; sino también, un puente que conecta a las generaciones actuales con sus raíces y su identidad cultural.