Finalmente, el público quiso hacer brillar al “Sol de México”, que respetó su agenda con elegancia, en un escenario engalanado con su sola presencia, pero también con una orquesta fabulosa, bellísimas y talentosas coristas; una sola pantalla de fondo que engrandecía su imagen como una laptop abierta y un sonido espectacular.

El público que logró llegar a tiempo -después de un tráfico invivible en toda la zona del estadio Cuscatlán- hondeó sus pulseras de luz inteligente para recibir al artista de 53 años, fabulosamente enérgico y esbelto, y que dio paso a un desfile de sus mejores éxitos: “Será que no me amas”, “Amor, amor, amor”, “Suave”, “Culpable o no”, “Te necesito”, “Hasta que me olvides”, “Dame”, “Por debajo de la mesa”, “Sonríe” y las más esperadas del concierto: “La Bikina” y “La incondicional”.
“Lo seguimos desde siempre, es el ídolo de la canción por excelencia”, afirmó su fan Rosario Fuentes, entre el público. “Él es como los buenos vinos. El playback no me importa, yo estoy aquí para verlo a él”, declaró también Jazmín Castro, de 28 años.

Y es que todo se le perdona al ídolo, que ha estado vigente a través de varias generaciones y a lo largo de más de 40 años de carrera, con canciones que todos conocemos e innegablemente hemos cantado, que han sido parte sueños, noviazgos, matrimonios o simplemente memorias de juventud, de radio y telenovelas.
