Según la data presentada, el 54.8 % de los adolescentes encuestados tienen un nivel elevado de síntomas de ansiedad, y el 18.2 % en un nivel al límite.
“Solo un 20 % de los adolescentes están normales, el resto, es decir más de un 70 % de nuestros adolescentes están al límite o elevados. Un 54.8 % tienen en esta escala total de ansiedad, elevado su condición”, sostuvo la directora del INS, la doctora Xóchitl Sandoval durante la comisión de Salud, de la Asamblea.
Los hallazgos también indican que el 56.7 % de quienes evidenciaron estos signos de ansiedad fueron las mujeres adolescentes, en un nivel anormal, que sube a más del 70 % cuando se suman las mujeres adolescentes con niveles de ansiedad al límite.
Por región de salud, tanto la occidental, oriental, central y paracentral presentan que más de cinco de 10 adolescentes tienen niveles “anormales”, de síntomas de ansiedad.
La encuesta de Salud Mental también señala aquellos síntomas de los adolescentes que están relacionados con un trastorno de ansiedad, y los enlista, en primer lugar, el 85.2 % de esta población joven tiene algún signo por la separación de su familia, especialmente de sus padres. Añadieron que solo un 1.8 % de los adolescentes no tuvieron síntomas de ansiedad por la separación de familiares.
Por otro lado, señaló que el 56 % presentó un trastorno de pánico, un 25 % un trastorno de ansiedad generalizada, y un 24 %, un trastorno compulsivo.
La encuesta fue realizada en 2021, después del confinamiento por la pandemia del covid-19, respondida por 11,573 personas, de las cuales, 1,209 eran adolescentes entre 13 y 17 años, según la doctora Sandoval.
¿Qué ocurre con los que no tienen síntomas?
El psicólogo, Jorge Molina, cuestiona cómo una persona no va a vivir con síntomas ansiosos, si cada semana se reciben noticias impactantes, y muchas veces son los adolescentes quienes deben velar por el costo de vivienda, subsistir económicamente, o están condenados a irse del país.Sin embargo, también cuestiona sobre qué ocurre con el 27 % que no muestra esos datos “alarmantes” si son personas que muchas veces están en condiciones idénticas o similares al resto.
“Asumamos que ese 27 % o en ese 27 % algún porcentaje contestó por contestar, otro por deseabilidad social, pero otro porcentaje, por pequeño que sea, muy posiblemente -y probablemente- no tiene esos indicadores de ansiedad, y ¿Por qué no aprender de ellos/as también?”, reflexionó Molina, quien añadió que muchas personas desarrollan un sentido de coherencia, en medio de condiciones adversas.
El psicólogo también señala que hay desconocimiento sobre las condiciones y que son signos de otros padecimientos. “Muchas veces la ansiedad es un síntoma de otro trastorno, muchas veces es un indicador de una persona que tiene un tipo de ansiedad. Pero esto se da en una sociedad, en una cultura, en un sistema de atención y en una coyuntura”, explicó Molina, recordando que la ansiedad y la depresión, son problemas que afectan al mundo entero.
Molina señala que además de razones económicas, también se suma la violencia en familia, espacios laborales, en la vida cotidiana, incluso en redes sociales, sin descartar los conflictos sociales.
Perspectiva mundial.
Molina se refiera a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2023, estos señalan que también los problemas ligados al cambio climático se relacionan a “afecciones agudas de salud mental como ansiedad, depresión y estrés postraumático, que se pueden experimentar después de eventos meteorológicos”.“Se estima que cada $1 invertido en las intervenciones para prevenir y tratar los trastornos mentales entre adolescentes podrían devolver alrededor de $24 en salud, educación y prestaciones laborales a lo largo de 80 años”, señala la OMS este año.
En complemento, Molina recuera que estos indicadores no son "ahistóricos", sino que se vienen gestando desde hace varios años, para ejemplo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señaló en 2021, que la ansiedad y la depresión representó el 40 % de los trastornos diagnosticados entre los más jóvenes.