“Nadie imaginó que aquel jueves 7 de junio de 1917, la ciudad bulliciosa y pujante de San Salvador tendría una de las noches más trágicas de la historia”, así inicia la crónica con la que el historiador Carlos Cañas Dinarte relató hace unos años cómo sucedió la última erupción del volcán de San Salvador, llamado Boquerón.
Según cuenta Dinarte, esa noche “la iglesia católica celebraba el día dedicado a la festividad de Corpus Christi, cuando a las 6:55 de la noche, luego de celebrar la eucaristía, los capitalinos fueron víctimas de un movimiento telúrico que impactó y echó en tierra a los municipios sonsonatecos de Armenia, San Julián, así como a los de La Libertad: Sacacoyo, Tepecoyo, Ateos y otros lugares situados al borde de la gran falla que se extiende en la cadena costera que va desde Caluco, en Sonsonate, hasta el desagüe del lago de Ilopango, en San Salvador.
Esa noche, según relata Dinarte hubo dos terremotos más y entre el segundo y el tercero ocurridos a las 7:30 y los 8:45 de la noche “el volcán de San Salvador es recortado contra el fondo de la noche, por las llamas que salen de varios puntos de siete grietas en los cráteres secundarios que habían sido provocados por los terremotos de magnitudes entre 5.4 y 6.7 grados en la escala de Richter”.
Documenta que “de las 9,000 casas que existían en la capital salvadoreña, 200 quedaron intactas y alrededor de 1,050 personas murieron durante la noche de la tragedia en San Salvador”.
Esa fue la última erupción que ha tenido el volcán Boquerón. El flujo de lava recorrió al menos 7 kilómetros, alcanzando la carretera entre Quezaltepeque y Sitio del Niño.
Este viernes se cumplen 107 años de aquella erupción que según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales tuvo una “etapa efusiva con emisión de lavas en el flanco norte, y una fase explosiva que generó la evaporacion de la laguna del Boquerón, emisión de cenizas y la formación del cono Boqueroncito”.
¿Podría despertar otra vez?
El 3 de abril pasado, lugareños del cantón El Carmen, en las faldas del volcán, reportaron emanaciones de gases que salían de la tierra, sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales junto a la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) lo han adjudicado a una válvula de red de agua potable que estaba bajo tierra."El aire que se observó salir en los videos que circularon en redes sociales ayer, se debe al aire que sale de una válvula en la red de distribución de agua potable local. Al salir a la superficie, agitó el polvo en los alrededores, generando la apariencia de emanaciones de gases o humo", afirmó el ministerio de Medio Ambiente a través de sus redes sociales.
Vulcanólogos de la Universidad de El Salvador aseguraron en esos días que las fumarolas no deben generar preocupación ante la población porque los niveles de tipo volcánico son bastante mínimos “y están dentro de los niveles normales”, aseguró Miguel Hernández, docente del Alma Máter.
El Ministerio del Medio Ambiente, asegura que mantiene un monitoreo constante del complejo volcánico de San Salvador, con una red de estaciones sísmicas y cámara de monitoreo 24/7, con mediciones de temperaturas, muestreo de aguas y gases.
