Cuando leí el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson, aprendí a adaptarme a las circunstancias que el trabajo y la vida pueda tener. A veces nos encontramos con laberintos de los cuales es difícil salir; sin embargo, si sabemos adaptarnos a nuevos procesos como el teletrabajo o home office, comprendemos que todo puede cambiar de la noche a la mañana. El Covid-19 es el protagonista.

Adaptarse al cambio implica tomar decisiones serias y acertadas, quien no lo hace tiene consecuencias graves en el futuro. Recuerdo cuando en la Universidad Francisco Gavidia aplicó la filosofía de la mejora continua, la Organización Internacional de Normalización ISO, lograron empoderar a los empleados y a la misma Universidad para mejorar la calidad de los servicios y por ende el proceso enseñanza-aprendizaje.

Con respecto a la educación virtual, he comprobado y constatado que algunos maestros estaban en una zona de confort, no aprendieron o no deseaban conocer sobre plataformas educativas on line o someterse a estudios de tutoría virtual. Con lo de la emergencia mundial de la pandemia Covid-19, los docentes y alumnos tuvieron que adaptarse a un cambio inesperado. He indagado que algunos docentes no tenían las competencias pertinentes. Por otra parte, los discentes también han refunfuñado y les ha costado adaptarse a esta forma de aprender desde su casa.

Adaptarse al cambio implica que las empresas utilicen reingeniería, utilicen aplicaciones o apps y envíen sus productos a la puerta de la casa de los clientes. Muchas empresas que son tradicionales y no apliquen nuevas formas de mercadotecnia o negocios, desaparecerán. Existe un negocio creativo Mandaditos.com el cual ayuda a hacer mandados como: ir a traer medicinas a una farmacia, ir a un supermercado a hacer compras, ir atraer pupusas, etc. Esto significa adaptarse a los cambios temporales o permanentes.

Recuérdenos a empresas como Blockbuster, Polaroid que no se reinventaron, no siguieron la brecha tecnológica o tendencias nuevas. La competencia como Netflix se acabó a la empresa insignia de renta videos Blockbuster. Y, así otras empresas se quedaron ancladas en el pasado.

En la vida, el ser humano se adapta a un trabajo, cuando se casa, cuando conoce una nueva ciudad o vecinos, cuando fallece un familiar, etc. Adaptarse al cambio es aplicar la resiliencia, de salir de los problemas. El que se adapta a los cambios siempre es una persona visionaria. Nos adaptamos a una forma de gobernar a nuevas formas de hacer política hasta por Twitter.

El coronavirus nos dejará muchas enseñanzas, el planeta experimentará cambios en muchos sentidos, especialmente en lo económico. Los precios de algunos productos y servicios no serán los mismos, los seres humanos que perdieron familiares se adaptaran a una nueva hoja en la historia de su vida. Es como llegar a la casa y encontrarse la casa destruida por un incendio. Se debe repensar en lo que vendrá en el futuro.

Una persona que se adapte a los cambios debe tener las siguientes características: inteligencia emocional, resistir a las circunstancias adversas de la vida, utilizar la reingeniería en cada etapa de la vida. Debemos ser resilientes ante las adversidades. Para adaptarse al cambio después de la pandemia, se necesita de algunas propuestas para enfrentar la realidad: que se devuelva un porcentaje de los ahorros de las AFPs, que se consuma todos los productos y servicios producidos por manos salvadoreñas, que se reactive el agro sin ataduras políticas, que se aplique el consenso entre los poderes del Estado, que se ayude estrictamente a los hogares más vulnerables.

No es fácil adaptarse a los cambios cuando un país o el mundo entero sufren una pandemia. Todo cambia después que ha pasado la tormenta, se debe tener coraje, agallas para enfrentarse a las nuevas complejidades que la vida nos trae. Todo es diferente después de un terremoto, un tsunami o guerra mundial. El haber estado más de cuarenta días en el hogar confinado sin poder salir a la calle implica tener paciencia y saber que fue lo mejor que hayamos hecho, protegimos nuestra vida y la de nuestros seres queridos. El ser humano debe estar preparado en cualquier momento para adaptarse a nuevos procesos, ya sean positivos o negativos. La vida en muchos aspectos ya no será la misma cuando pase la peste.