Ese día me desperté contenta, las cosas iban bien en el trabajo. Como cada día me metí a la ducha, recuerdo decidí revisarme ambos senos. Para mi sorpresa, en el lado superior derecho de mi seno izquierdo me note un bulto como de un centímetro de diámetro. No me dolía, pero era duro. Decidí ir al seguro a chequeármelo. Estaba nerviosa. A los tres días, después de la mamografía, mi doctora me llamo, pidiéndome que me pasara por su consulta. Al colgar el teléfono, sabía que mi bulto era cáncer. Solo tengo 42 años, estoy acompañada, y todavía no tengo hijos. Me llamo, Luisa, y desde ese día, mi vida cambio.

En todo el mundo, el cáncer de mama es el más común y, para 2040, se prevé que la incidencia de nuevos cánceres de mama sea de más de 3 millones al año, aumentando más rápidamente en los países de ingresos bajos y medios, como El Salvador. Cada año, el número de mujeres con cáncer de mama aumenta, y cada año afecta a un número mayor de mujeres jóvenes. El caso de Luisa, según médicos expertos en el tema, es cada vez más frecuente.

La comisión global del Lancet sobre cáncer de mama, publico esta semana pasada su reporte sobre el comportamiento de la enfermedad durante los dos ultimo años. El reporte resalta, que, a pesar de tremendos avances en la investigación y tratamiento durante las últimas tres décadas de ese tipo de cáncer, todavía sigue habiendo injusticias, y muchos grupos son sistemáticamente dejados de lado, ignorados e incluso olvidados. El costo social de esta exclusión en la población de mujeres económicamente productivas es inmenso. Los costes y el sufrimiento pueden ser económicos, físicos, psicológicos, emocionales y sociales, afectan a los niños, las familias, las comunidades locales y la sociedad en general, pueden producirse en todas las fases del cáncer de mama y son evidentes incluso en servicios sanitarios que son gratuitos en el punto de prestación. La reducción de estos costes y sufrimiento deberían ser incentivos para los responsables políticos en la inversión en la prevención, detección temprana, terapias costo-efectivas y manejo optimo del cáncer de mama.

¿Pero que sabemos de la prevención del cáncer de mama?

Recientemente, el rol de conductas de salud modificables para la prevención del cáncer han sido estudiadas a profundidad. Asociaciones, fuertes y medianas, han sido identificadas entre el riesgo de cáncer de mama y ciertos factores del estilo de vida, como el consumo de alcohol, inactividad física, uso de hormonas, y exposición excesiva a la radiación ionizante (rayos X). Consecuentemente, otros científicos han estudiado el impacto (costo-efectividad) de algunas acciones específicas en la prevención de este tipo de cáncer. Un estudio realizado por Bellanger et al del instituto de salud pública Frances, publicado en el 2020, reporto que programas de dieta baja en grasas para mujeres posmenopáusicas fue rentable a nivel social, y las intervenciones de actividad física, como el programa Be Active en el Reino Unido, tuvieron los mejores resultados en cuanto a ahorro de costes. Un total de 11 de las 25 intervenciones tenían una probabilidad alta o muy alta de ser coste-efectivas para la prevención primaria del cáncer de mama.

El día 19 de octubre de cada año se celebra el día nacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama. En una publicación del MINSAL sobre la celebración del año pasado se observa a un grupo de nueve mujeres y nueve hombres, vestidos elegantemente y proyectando una actitud refinada. La nota nos hace ver que ese día se celebró esta actividad con la participación de la viceministra de Operaciones en Salud, Karla Diaz, y de la jefa de la Unidad de Políticas y Programas Sanitarios, Patricia Erazo. Según la nota, esta última expreso que para una orientación integral de esta patología está fundamentada en cuatro pilares importantes como la cirugía, quimioterapia, radioterapia y cuidados paliativos. Finalizaron el evento, encendiendo la vela de la esperanza. Lastimosamente, esa vela de la esperanza no incluye campañas de educación para la prevención y detección temprana del cáncer de mama. No me sorprende, actualmente los salvadoreños no tenemos un ministerio de salud, sino un ministerio de la enfermedad.