El trabajo en salud es muy “sui generis”, requiere además de gran vocación, un esfuerzo físico y mental extraordinario; durante el laburo nocturno no es extraño escuchar expresiones como: “ya no aguanto”, “esto es demasiado para mí” o “ya se me arruinó la guardia”, por la responsabilidad académica y laboral es más difícil aun cuando se está en proceso de formación como especialista.
Las recientes sanciones, a mi juicio completamente desproporcionadas, al personal médico en formación por desafortunadamente haber emitido opiniones en redes sociales “de inconformidad laboral”, son un ejemplo de la cultura de culpa y castigo arraigada a la jerarquización militarista del sistema.

He leído con preocupación un comunicado del Ministerio de Salud en el cual se notifica de la denuncia ante la Fiscalía de un médico en formación por el caso de una muerte materna en un hospital del estado, me parece sin duda una decisión poco acertada. El tiempo ha demostrado que estas acciones desencadenan un miedo irracional y terror en el personal, así como la total pérdida de la confianza en sus superiores. No ataca nunca la causa del problema sino el resultado de este.

Aplicando la técnica de cuestionarse “5 veces porque...“ podríamos saber que más allá del error individual, así las respuestas cuatro y cinco desnudarán las graves causas subyacentes, ya sea por expresarse inadecuadamente en redes sociales o por un accidente quirúrgico. La raíz regularmente está en el poco tiempo para la formación académicamente, por ausencia de supervisión, por carencia de monitoreo de cumplimiento de guías y normativas, por el pésimo ambiente laboral, por la falta de insumos adecuados o por el famoso desgaste/ burnout. Como es sabido ya, la causa final será siempre multifactorial, estructural y no se limita nunca a lo individual.

El estilo de gestión basado en la culpa es más fácil de aplicar, solo leo el manual y aplico la sanción, la cual seguramente será aplaudida por los ajenos al tema. Esto genera una imagen de autoridad “justiciera” de los gestores. Si bien es cierto una sanción se reserva para algunos casos particulares, antes de aplicar la misma tenemos que tomar en cuenta las causas que llevaron al error que además, y valga la pena decirlo, ningún médico o enfermera se levante a las cuatro o cinco de la mañana para ir a trabajar pensando que “este día voy a cometer un error” y mucho menos pensará en causarle un daño a alguien.

Pese a sus mejores esfuerzos, los médicos y el personal de salud inevitablemente cometerán errores por omisión, comisión o simplemente como resultado de la naturaleza humana o lo que es más frecuente por las imperfecciones de los sistemas laborales. Desafortunadamente, a diferencia de otras profesiones, un error en el área de salud puede condicionar a la muerte de una persona. Estos errores involuntarios han sucedido y seguirán sucediendo. Según la Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Médica de los Estados Unidos, el hecho de ser paciente es un riesgo alto y el entrar a un quirófano le coloca como evento “peligroso”, con una probabilidad de muerte de 1:1000, es casi como saltar en un Bungee o escalar un risco. Es mucho más peligroso que volar en un avión o manejar un carro considerados eventos super seguros (riesgo de muerte de 1:100,000).

Los errores humanos son eventos esperados, en los Estados Unidos la comisión de Acreditación Hospitalaria (JCAHO) considera al error en salud como una de las primeras tres causas de muerte hospitalaria; por lo que el tener reportes de casos y procesos dirigidos a limitar las consecuencias negativas para los afectados es un requisito de reacreditación, se exige apoyar y educar a aquellos que se han equivocado.

Un buen gestor tiene que centrarse en corregir sistemas y mejorar procesos, no en castigar personas. Se debe enfocar en crear un entorno abierto y honesto con el fin de generar una cultura de seguridad, de aprendizaje y de mejora de la atención, debe como líder compartir responsabilidades cuando esto sucede. La cultura de culpa y castigo agrega un problema al ya existente que es “colocar un huacal más grande y roto a una gotera”.