La ola migratoria sin precedente experimentándose en el nuevo siglo 21, está reorientando el espectro político en los países ricos, y moviendo el péndulo desde la izquierda hacia el centro y derecha. El influjo sin precedentes en países europeos y de América del Norte, está generando incomodidades entre la clase trabajadora y mayoritaria en dichos países, y presionando a los gobiernos de turno en la imposición de medidas que limiten esta nueva ola de migración. Después de 18 meses en el poder, el gobierno holandés de coalición se derrumbó debido a agrias disputas sobre política migratoria. El primer ministro de dicho país, Mark Rutte, estuvo negociando durante meses políticas migratorias para tratar de reducir el número de inmigrantes, pero finalmente tuvo que ceder y dimitir.

¿Pero qué está pasando con la actual migración mundial?
El año pasado se trasladaron a Gran Bretaña 1.2 millones de personas, casi con toda seguridad la mayor cifra de la historia. La migración neta (es decir, inmigrantes menos emigrantes) a Australia duplica la tasa anterior a la crisis de 1948. La cifra equivalente en España alcanzó recientemente un máximo histórico. Se espera que casi 1.4 millones de personas en cifras netas se trasladen a Estados Unidos este año, un tercio más que antes de la pandemia. En 2022, la migración neta a Canadá fue más del doble del récord anterior y en Alemania fue incluso mayor que durante la “crisis migratoria” de 2015.

Este influjo migratorio complementado por tasas de fertilidad por debajo de la tasa de reposición mantiene nerviosa a las poblaciones de estos países. Poblaciones masivas de ucranianos, indios y nigerianos se mueven estrepitosamente hacia países con índices económicos superiores a los de sus países de origen, así como también en la perenne búsqueda de paz y estabilidad. Lo mismo podemos mencionar de países latinoamericanos y asiáticos. El hecho es que la población de extranjeros viviendo en países ricos se encuentra arriba de los 100 millones de personas, muy por encima de los niveles observados recientemente.

¿Cuáles son las posibles causas de este fenómeno?
La mayoría de los expertos en movimientos masivos de poblaciones, coinciden en señalar que la economía postpandemia lo explica en gran parte. El desempleo en el mundo rico, del 4.8 %, no había sido tan bajo en décadas. La industria manufacturera y de servicios en estos países esta sedienta y desesperada por mano de obra, que no encuentran dentro de sus fronteras. Los movimientos de divisas pueden ser otro factor. Desde principios de 2021, la moneda media de los mercados emergentes se ha depreciado en torno a un 4 % frente al dólar. Esto permite a los emigrantes enviar más dinero a casa que antes. Otro de los factores, que ya hemos discutido en artículos anteriores, es el envejecimiento de la población debido a la disminución de nacimientos. Países como Japón y Corea del Sur, con amplio historial de rechazo furioso a la inmigración, pero con una población altamente envejecida, están cambiando actitudes y produciendo políticas más amigables hacia la migración.

¿Cuáles son los efectos sociales y políticos de este fenómeno?
Como escribía hace unos días Tom Fairless, periodista del Wall Street Journal, “La inmigración récord a los países ricos está provocando mayores reacciones en todo el mundo, impulsando a los partidos populistas y presionando a los gobiernos para que endurezcan sus políticas para frenar la ola migratoria. ...” El auge de partidos nacionalistas de extrema derecha en países europeos como Francia, Alemania, Italia, Suecia, Finlandia y otros, son un ejemplo de la reacción de las poblaciones ante lo que ellos consideran una invasión desde el sur. Es notorio e importante los movimientos de trabajadores nativos de estos países que consideran que la llegada de mano de obra barata tendrá un impacto severo en sus salarios laborales. El cambio de los colores, acentos y costumbres que incorpora este flujo migratorio, especialmente en grandes ciudades, es también una causa de recelo de la población nativa, que llevado a efectos extremos promueve la xenofobia y marginalización de estos nuevos asentamientos humanos.

Aunque de una manera u otra, todos somos migrantes; esta migración masiva del siglo 21 moverá el péndulo del espectro político hacia la derecha en los países del primer mundo.