Cuando los indicadores manifiestan, específicamente, que algo está malo. Es momento de alentar, es momento de sonar las alarmas. Lo que sucedió en Valencia, España, es un ejemplo de ellos. Se tuvo que alertar con anticipación que la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) venía de camino. Eso es como cuando uno está cerca de un río y se divisa que allá arriba está lloviendo. Eso es un indicador que dentro de poco vendrá la “repunta”. El calentamiento global nos avisa que muchas catástrofes le esperan al planeta.

Ha sido doloroso estar viendo videos de todo lo que han sufrido los valencianos. ¿a quién se le debe de echar la culpa por no sonar a tiempo las alarmas? La mayoría le ha echado la culpa al presidente Pedro Sánchez. Fue humillante ver a los reyes de España a quienes les tiraron lodo; ya que se atrevieron a visitar la zona del desastre cinco días después. Lo mismo le pasó a Sánchez. Creo que el ayuntamiento tuvo que ver avisado. La Generalitat de Valencia envió una alerta a los teléfonos móviles a las ocho de la noche (hora de España), cuando la situación se había desbordado. Eso sí, los reyes de España han puesto la cara y fueron a ver en qué ayudaban; sin embargo, los pobladores les tiraron fango.

De esta historia se puede escribir un cuento: “Había una vez en un lugar en España en donde llegaron los reyes a ver la catástrofe que hizo la DANA. Sin embargo, el pueblo los recibió con lodo y reclamos; ya que, estaban enojados porque a cuatro días no recibían ayuda del gobierno. La reina lloró indignada, ellos no tenían la culpa. Nunca se había visto a una reina llena de lodo hasta en su rostro. Los reyes se fueron del lugar y prometieron ayudar a los ciudadanos”.

En esa desgracia natural, las redes sociales se desbordaron con cientos de noticias, algunas verdaderas y otras falas (fake news). Se ha visto que los mismos vecinos de Valencia han ayudado. Si se hubiese avisado a tiempo, no hubiesen muerto muchas personas. No puedo decir cuántas; ya que, nadie sabe el dato exacto. Los noticieros serios han dicho que son 250 las víctimas mortales. Es difícil saber.

En otro contexto, cuando se administra una empresa, un gobierno, se debe de prever para no tener que estar sufriendo las consecuencias. Las empresas llevan un control de cuántos accidentes ha habido, de cuántos controles de seguridad o capacitaciones sobre seguridad ocupacional se han brindado. Hasta las empresas deben de tener un plan de contingencia listo. Nadie está exento de que una catástrofe pueda suceder.

En salud, vemos cómo en El Salvador nos estamos quedando sin especialistas en el ISSS, eso aflige; más para las personas que no están suscritas en el ISSS y no pueden pagar un médico especialista. Todo el ministerio de salud debe de estar alerta a las enfermedades que anuncian, debe de tener un stock o almacenamiento de medicinas, vacunas, etc. Si alguna enfermedad se avecina se debe prevenir a tiempo.

En agricultura ya no somos autosostenibles. Desde la famosa y fallida reforma agraria, la agricultura tuvo una alarma de que algo no estaba funcionando bien. Desde que se repartieron las tierras a pequeños agricultores, la agricultura ha tenido disminución en su producción. Al final, dejamos de ser autosostenibles, da pena estarle comprando verduras, granos básicos y otros a los países hermanos vecinos.

Se verificó a través de investigaciones que la educación en El Salvador es de baja calidad. Indicadores como las pruebas PAES, AVANZO, PISA y otras hicieron que se encendieran las alarmas avisando que la educación anda mal; sin embargo, en vez de inyectar más al presupuesto a la educación, se disminuyó el presupuesto. Las consecuencias en el futuro serán catastróficas en la educación. No lo anuncio yo, lo dicen las encuestas y estadísticas.

Para que no haya desgracias o para que los indicadores marchen bien, se deben de tener políticas públicas acordes a la realidad de cada país. Las alarmas son un llamado para corregir, para luego no lamentar.

Fidel López Eguizábal es docente investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv