Cuatro de los cinco países, que originalmente formaron la federación centroamericana, al lograrse la independencia del dominio español el 15 de septiembre de 1821, hoy enfrentan situaciones dictatoriales agobiantes, con gobernantes que parecen seguir el mismo libreto tiránico nicaragüense, implantado desde hace varios años por Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, quienes, con el apoyo de organizaciones civiles dóciles y protegidos por elementos del ejército y la policía, a quienes “han ganado” mediante prebendas y dádivas diversas, gobiernan la patria de Rubén Darío a su antojo personalísimo, violentando abiertamente normas constitucionales, electorales y civiles, hasta implantar el atroz sistema de encarcelar, torturar y expatriar a ciudadanos de ambos géneros, por considerarlos “opositores peligrosos”; un artificio antijurídico que, infortunadamente, tiende a convertirse en método habitual represivo en los gobiernos de los otras naciones del Istmo, que siguen el mismo ritmo.

El origen de la dictadura orteguista es, históricamente, un caso muy “sui géneris”. En efecto, repasando la historia patria, nos encontramos con mucha frecuencia, que dictaduras del pasado tuvieron inicio tras un “golpe de estado”, que en el ámbito nacional lo podemos corroborar con la dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez, popularmente llamado general Martínez, que duró trece años y la cual se originó cuando dicho militar, siendo Vicepresidente de la República, depuso al legítimo mandatario, ingeniero Arturo Araujo, el 2 de diciembre de 1931, utilizando a varios oficiales (la mayoría de baja graduación castrense), de alta en los cuerpos de seguridad y cuarteles capitalinos, quienes formaron efímeramente el llamado “Directorio Cívico Militar”, que entregó el poder al general Martínez...¡tres días después del derrocamiento de Araujo! En cambio, la dictadura orteguista tuvo su origen en la perenne lucha heroica del pueblo nicaragüense contra la añeja dictadura de los Somoza, una etapa donde el ahora pisoteador de los derechos civiles del hermano pueblo, se convirtió en uno de los comandantes revolucionarios más aguerridos y valientes, hasta el punto que fue motivo de inspiración para el cantautor nica Carlos Mejía Godoy, quien después buscó asilo en la vecina Costa Rica “para salvar su vida de las garras orteguistas”. ¿Quién podía predecir que Ortega repetiría, exponencialmente, los desmanes de la tiranía somocista?

Para quienes, desde nuestra juventud universitaria, estuvimos siempre en constante denuncia y oposición, a las diversas manifestaciones de autoritarismo inconstitucional de los regímenes que surgieron en “la etapa de la dictadura militar”, y que, igual a lo que ahora sufren nuestros hermanos nicaragüenses, sufrimos torturas policiales, encarcelamientos ilegales, llegando, incluso, a saborear el pan amargo del ostracismo y la aflicción moral de encontrarnos desamparados y lejos de nuestros hogares, además de ser previamente “fichados” como vulgares delincuentes, en aquella fatídica policía de entonces, etiquetados con el rótulo de “Comunista”, hoy que vemos grises nubarrones en el firmamento sociopolítico actual, con amenazas abiertas de represiones por parte de los dirigentes estatales, aunadas a la pérdida de la independencia judicial, la salida abrupta de una Sala de lo Constitucional, así como el despido ilegal de jueces y magistrados a nivel nacional, supuestamente por causas de edad avanzada o de servicio, emanados tales actos arbitrarios por disposición legislativa, aprobada por la fracción diputadil oficialista y partidos minoritarios, que posiblemente buscan alguna ganancia con sus adhesiones. Y, como chocolate caliente, recientemente sirvieron tales diputados la figura de un agente digital encubierto, cuando ya existe una ley de la República que permite realizar, a través de la Fiscalía General de la República, investigaciones técnicas cuando haya utilización de redes digitales o telefonía móvil, en casos de acoso sexual y amenazas a menores de edad, u otra clase de personas. Luego, ¿qué uso, seguramente, darán a ese agente digital encubierto? La respuesta salta, cual liebre asustada, por los cuatro costados: ¡utilizar el espionaje digital contra los opositores! Similar a lo que hacen Díaz Canel, en Cuba y Evo Morales, en Bolivia.

Por esas condiciones contra la endeble estabilidad democrática que tenemos, me satisfizo la noticia donde se informa que dieciocho congresistas demócratas de los Estados Unidos de América, han pedido tanto al presidente Joe Biden, como a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), que “protejan la sociedad civil de la región centroamericana”. En el caso nuestro, “que prosiga el compromiso sólido con la administración Bukele y que, además, le comunique el habilitar espacios cívicos abiertos, como una prioridad clave en las relaciones bilaterales”, lo cual significa que además del gobierno salvadoreño, también los de Guatemala y Honduras, deben proteger institucional y legalmente, a las organizaciones de la sociedad civil de esas naciones. Los congresistas realzaron que dichas organizaciones han comenzado a sentir “los impactos que ocasionan los cambios introducidos en la Ley de Agentes Extranjeros”. Quedamos a la espera de las respuestas que deriven de esa petición.