Según el estudio de Prisma, presentado ayer, la repercusión económica de estos fenómenos se agravaría aún más en la actualidad. Los datos de Global Facility for Disaster Reduction and Recovery, un estudio de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en 2010, retomados por la investigación, señalan que el 89 % del territorio se encuentra vulnerable al cambio climático, zona en que, además de tener al 95 % de la población, se genera el 96 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Nelson Cuéllar, director adjunto de Prisma, aseguró que desde 2009, “la frecuencia, duración y cantidad de eventos climáticos asociados con lluvias aumentó”; mientras que, desde 2012, El Salvador pasó de sufrir los impactos de exceso de lluvias, a pasar un período de sequías que se extendió hasta 2016.
En el contexto de la variabilidad del cambio climático, aseguró Cuellar, el país podría tener graves disminuciones en la productividad, la seguridad alimentaria, e incluso afectaciones de salud pública que golpeen más la economía.
Según datos del Ministerio de Agricultura y Recursos Naturales (MARN), del 2009 al 2011, período en que la frecuencia, duración y cantidad de eventos climáticos asociados con lluvias aumentaron; se perdieron $144 millones en el sector agropecuario. Además de esto, el costo total para responder a estos fenómenos, fue de $1,267 millones, un 6 % del PIB.
Desde 2012, en cambio, de manera ininterrumpida, El Salvador pasó a sufrir el impacto de las sequías. La investigación recoge que en 2012 y 2013 la zona oriental del país presentó ausencia de lluvias por períodos completos de 32 y 23 días, respectivamente; mientras que en 2014, los tres períodos de sequía abarcaron un total de 43 días.