María Teresa Martínez comenzó a sus 10 años como trabajadora doméstica luego que su abuela la regalara a una “conocida adinerada” de San Vicente. La vida no le sonrió y desde ese día, hasta sus 46 años, sigue haciendo el único trabajo que aprendió desde su infancia: lavar, planchar y cuidar ancianos.


La salvadoreña ha sufrido abusos, pero ha tenido que callar y seguir adelante. Trabaja más de nueve horas al día, no tiene prestaciones laborales y tiene un salario de $35 a la semana, que no le alcanza para cubrir sus gastos familiares.


Martínez tiene que trabajar un día completo para poder pagar su recibo de luz -servicio que le comparten desde una iglesia evangélica, porque no hay sistema de energía eléctrica para todo el caserío donde vive-, tiene que gastar en pasaje, comprar su comida y cuando se enferma le toca ir a la clínica del mercado municipal de San Vicente, para pedir medicamento que es regalado y algunas veces se compra.


La originaria de Berlín, en Usulután, y que fue criada en San Vicente, nunca se imaginó ser parte de las 125,000 mujeres trabajadoras domésticas que reportan las estadísticas oficiales del Gobierno central. Sin embargo, para la organización internacional Oxfam El Salvador este sector de la población económicamente activa representa “un motor oculto” para el desarrollo del país.


Oxfam indicó que en los últimos meses, a nivel mundial, las mujeres y niñas dedican 12,500 millones de horas a trabajar al cuidado de personas, lo que hace una economía global de 10.8 %, y puede llegar a “triplicar el costo de la industria de la tecnología”.


Un 42 % de las mujeres no puede integrarse a un empleo debido a que deben encargarse del cuidado de sus hijos; en el caso de los hombres, el monto es mínimo y es del 6 %.


El director de Oxfam El Salvador, Iván Morales, indicó que el trabajo del cuidado a sus hijos que hacen las mujeres en el mundo no es contabilizado, pero que de ser así este podría llegar a significar hasta el 20 % del Producto Interno Bruto del país y “en el caso de El Salvador, puede llegar a representar casi el monto de remesas”, que supera los $5,000 millones.


“Las instituciones debemos de trabajar para el cumplimiento de cuotas alimenticias, salarios dignos y prestaciones laborales para lograr tener el derecho de género y trabajar en su economía”, explicó el ejecutivo de Oxfam.


Un informe presentado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que los departamentos con mayor número de empleadas domésticas son: San Salvador con un 22.1 %, La Libertad con un 15.8 %, mientras que en Santa Ana hay un 11.2 %.


La OIT indica que el trabajo de empleadas domésticas lo realizan mujeres desde los 16 a los 44 años, y son ellas las que no tuvieron la oportunidad de estudiar en la escuela o una carrera universitaria.


Martínez indicó que a ella le hubiese gustado dedicarse a otra cosa que no fuera ser empleada doméstica, pero “por la pobreza, uno se queda en estos trabajos bajeros; como uno no tiene para pagarse buenos estudios y ser profesional, le toca que conformarse con lo que le toca”.