La seguridad personal y la calidad del medio ambiente se plantean como las principales deudas de El Salvador hacia sus habitantes durante los últimos 25 años, a la luz de los indicadores contemplados por el Índice de Progreso Social (IPS), indica un estudio del Centro de Progreso Social, de la Fundación Poma, presentado ayer en la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).

El IPS mide la capacidad de una nación de procurar las necesidades humanas básicas a sus ciudadanos, el desarrollo y sostenibilidad de su calidad de vida, y las oportunidades que éstos tienen para alcanzar su máximo potencial, según explica la organización creadora de esta herramienta, Social Progress Imperative, cuyo socio local es Fundación Poma.

Entre las 128 naciones evaluadas con el IPS en 2017, El Salvador se ubicó en el lugar 70, a partir de un análisis con 50 indicadores, divididos en 12 componentes de tres dimensiones: necesidades básicas, bienestar y oportunidades. Según la estimación, el país posee un progreso social medio – bajo.

Los componentes que llevaron al país a obtener esta calificación son varios, pero las que han sufrido un mayor detrimento durante los últimos años son la Seguridad Personal y la Calidad del Medio Ambiente, según explicó el Coordinador del Centro de Progreso Social, Manuel Sánchez Masferrer.

El Centro de Progreso Social, entidad creada por Fundación Poma, presentó la evolución del progreso social de El Salvador durante los últimos 25 años, retomando la metodología del IPS global, a propósito de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.

Durante la presentación de los resultados, Ricardo Poma, presidente de la Fundación Poma, aseguró que la investigación busca “aportar insumos sobre los logros y necesidades de la población salvadoreña”, y promover un análisis profundo y objetivo, sustentado por información disponible en la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc), y de organismos internacionales.

 

Estancamiento

Aunque el país ha mostrado un progreso social sostenido desde 1992, en los últimos años, varios indicadores se han estancado. “Cuando vemos la tendencia promedio, desde hace cinco años no ha habido desarrollo social, aunque sí hay avances en indicadores concretos”, aseguró Sánchez.

La Seguridad Personal es el componente que muestra menos avance global debido al repunte de homicidios, y a la percepción de que existen asesinatos extrajudiciales por parte de las autoridades.

El componente más deteriorado en los últimos 25 años es el medio ambiente. Según los indicadores, se han aumentado las emisiones de dióxido de carbono, la exposición a partículas, y ha disminuido la cobertura forestal. Para Sánchez, esto responde a “una mayor población y una mayor necesidad de recursos”; no obstante, afirma es necesario “tomar medidas para contrarrestar este efecto”.

Otros aspectos retomados son la libertad de expresión, que se redujo a la mitad desde la firma de los Acuerdos de Paz, y la percepción de la corrupción, que continúa igual a la de hace 25 años, indican los resultados del análisis.

 

Requieren mayor acceso a datos

 

La elaboración del Índice de Progreso Social a 25 años de la Firma de Paz, representó un reto para el Centro de Progreso Social, debido a la carencia de información, según explicó Manuel Sánchez Masferrer, coordinador de la institución.

“Aunque el IPS pudiera incorporar muchísima más información, se ha tratado de abordar los índices mínimos necesarios para reflejar esa noción de progreso social”, afirmó Sánchez, que aseguró que algunos indicadores de la metodología global no pudieron medirse debido a la carencia de datos en el país. Estos son relativos a las libertades sexuales y las leyes de acceso a la información pública.