En El Salvador hay 1.8 millones de personas clasificadas como inactivas, de esa cantidad 1.4 millones son mujeres que no lograron encontrar un empleo y fueron relegadas a oficios domésticos. Es decir, que ocho de cada diez inactivos son mujeres, indicó ayer Fusades.

El tanque de pensamiento detalló que de los 6.5 millones de habitantes del país, hay 4.7 millones en edad de trabajar. De ese total, hay un 38 % de la población considerada inactiva conformada por personas que no entran al mercado laboral.

En 2016 se promedió 1.4 millones de mujeres inactivas, y entre las principales causas figura un 71 % porque se dedican a quehaceres domésticos y obligaciones familiares.

“Ese patrón debe cambiar y crearse incentivos para capacitar y contratar más mujeres”, indicó la fundación.

De igual forma, este problema afecta a las microempresas, pues el 95.2 % del empleo en este rubro es considerado informal. Desglosado por zonas, el 85 % de trabajadores en las zonas rurales están en el sector informal, mientras por edad el 69.2 % son jóvenes.

Ante este escenario, Pedro Argumedo, investigador de Fusades, enfatizó que la principal meta como país debe ser cerrar la brecha insatisfecha de empleos formales, pues la mayoría de salvadoreños migran a la informalidad ante las pocas oportunidades. Pero, condicionó, para lograrlo se necesitaría un crecimiento económico de una tasa del 6 %, y no por el orden del 2.3 % o 2.4 % actual.

El economista indicó que para lograr ese crecimiento es necesario una certidumbre a través de un acuerdo público privado, y así, dentro de tres o cinco años, se podría aumentar la inversión privada.