Desde un humilde vendedor ambulante en una esquina en el centro de San Salvador hasta el empresario dueño de uno de los más prestigiosos centros comerciales del país. Todos se ven afectados por el coronavirus.
El virus no respeta las clases sociales y ya afecta a la mayoría de los salvadoreños que han dejado la cotidianidad para enfrentarse a algo sin precedentes en los últimos años. Un cambio de rutina drástico.
Restaurantes, centros comerciales y plazas emblemáticas cerradas. En la plaza Barrios, rodeada de cinta policial, reinan las palomas, dueñas únicas de los espacios humanos.
Los pasajeros cada día disminuyen en el transporte público y las personas que aún circulan por las calles son trabajadores del sector informal, del sector privado que aún no para, pero seguro lo hará más temprano que tarde y algunos pocos que desafían la gravedad de la enfermedad covid-19.
Algunos vendedores usan mascarillas, mal puestas, nadie les ha explicado cómo ponérselas o descartarlas.
Las recomendaciones son claras: Si usted no tienen nada qué hacer en la calle mejor quédese en casa junto con su familia. Los expertos en salud advierten que por ahora la mejor receta para combatir el contagio es el aislamiento social.
Lávese las manos, use mascarilla de la forma correcta (con el lado azul hacia afuera), evite el contacto directo con personas y sobre todo tengamos fe que esto pasará pronto y que El Salvador nuevamente se levantará como ya lo ha hecho muchas veces.