En el cantón El Tecomatal, en San Miguel, la población apenas se atreve a hablar. Los que osan hacerlo confiesan que viven “sentenciados a muerte” por pandilleros.
El cantón se ha vuelto un refugio para los delincuentes que mantienen atemorizadas bajo amenazas, a todas las personas. Ahí la orden es clara: “nadie entra y quien sale debe explicar perfectamente a donde irá”. Las órdenes de vivir encerrados han llevado a algunos a buscar a donde irse a vivir y abandonar su hogar.
“Movilizarse para nosotros es exponer nuestra vida, pero no queremos vivir así. Por eso necesitamos que las autoridades conozcan nuestra situación y nos ayuden, vivir ahí es exponer nuestra vida y ya no soportamos tanto encierro”, dijo uno de los afectados que por temor no quiso identificarse.
El nivel de control de las pandillas es tal que durante la emergencia causada por las lluvias no dejaron ingresar el personal de Protección Civil Departamental.
“Ni la policía ha podido entrar, algunos ya estan buscando donde irse por el miedo”, relata otro habitante.
Las recientes lluvias causaron inundaciones en el caserío El Consuelo, El Picudo y El Algodón. Se perdieron 15 manzanas de cultivos de maíz, pipián y maicillo, pero las autoridades locales no visitaron la zona, pues los pandilleros les mandaron a decir que no querían grupos de personas, principalmente uniformadas, refiriéndose a militares y policías.
“Los delincuentes aseguran que los policías han ingresado al sector disfrazados de vendedores o con ropas con distintivos de organizaciones como Cruz verde y Protección civil”, relató un miembro de esta última, quien aseguró que por eso no se dio la asistencia necesaria a las familias afectadas por las lluvias, para evitar una tragedia.
Los pobladores tienen hasta problemas de abastecimiento de alimentos: “Ya no vienen a dejar producto a las tiendas, ya no podemos comprar para sobrevivir, debemos arriesgarnos y salir a la ciudad para abastecernos”, dijo una afectada.
El jefe de la delegación de la PNC de San Miguel, Jaime Chinchilla, dijo que la zona es asediada por pandilleros. En lo que va del año en esa zona se han registrado nueve asesinatos, en su mayoría porque los grupos irregulares creían que las víctimas proporcionaban información a la PNC.
“Estamos coordinando un plan de aumentar los patrullajes y la seguridad en esos sectores, ya tenemos los puntos ubicados donde estos grupos se movilizan para realizar ataques, ya sea contra la corporación policial o a la población”, dijo Chinchilla.