El infectólogo Jorge Panameño considera que hay una gran incertidumbre sobre la pandemia en el país. Cree que la campaña política genera aglomeraciones que provocarán más contagios. Advierte que la primera ola nunca se fue y que una segunda sería catastrófica.

 

¿Cree que la población ha bajado la guardia ante las medidas sanitarias para evitar el contagio por el covid-19?

Yo noté un cambio en la curva epidemiológica hacia el ascenso de una forma leve, pero sostenida en la primera y segunda semana de octubre comenzaron a ascender los casos. Lo que pasa es que las estadísticas oficiales a las que tenemos acceso no nos reflejan la realidad. Pero, yo trabajo exclusivamente en lo privado y puedo decirle que la demanda de los servicios médicos se incrementó de una forma estable y que noviembre ha sido un mes duro, durísimo. Tengo la impresión que a los fallecidos en el sector privado no los están tomando en cuenta en esas estadísticas oficiales.

Por un lado, y por otro, veamos las consecuencias y después la causa.

En este momento se comienza a revisar la red. La demanda o la solicitud de plasma se disparó de nuevo. Además de eso, han fallecido muchos médicos y ya hay muchos infectados ingresados, está un fenómeno de un alza, pero que tiene una característica interesante. Que no estamos viendo la situación en en la proporción que la vimos en abril, mayo, junio, julio si no que pareciera de alguna manera tener en la letalidad una menor consecuencia. Esto, en mi opinión, se debe a dos situaciones que se están generando.

El primero es que, a 10 meses de pandemia, hemos aprendido a tratar la enfermedad. Yo soy un firme convencido de que si comenzamos tempranamente el tratamiento, como lo he venido diciendo por meses, si se inicia el tratamiento tempranamente de una forma precoz y agresiva, es posible evitar que la enfermedad progrese en cuanto a gravedad.
“Parece haber una especie de hartazgo pandémico y la gente no sólo ha bajado la guardia, sino que parece haber cierta reticencia a implementar las medidas ampliamente conocidas de prevención”.

Y en segundo lugar, hay en este momento, en mi opinión, un predominio de personas jóvenes y sanas sobre mayores que están infectándose. Esto nos lleva, pues, entonces a la génesis del problema. Estamos navegando un mar de incertidumbre, de tiniebla, de oscuridad de nuevo en donde no hay un claro liderazgo técnico científico dirigiendo esta problemática.

¿Qué hizo que, a partir de octubre, se comenzaran a disparar los casos?

Como se ha comentado, lo mismo exactamente ha sucedido en todo el mundo, parece haber una especie de hartazgo pandémico y la gente no sólo ha bajado la guardia, sino que parece haber cierta reticencia a implementar las medidas ampliamente conocidas de prevención. Aquí en un inicio se señalaba que sólo jóvenes, pero hoy todo el mundo está en eso.

 

¿Qué situaciones hacen que se incrementen los casos?

En primer lugar, el bajo uso de la mascarilla. Eso también, yo he visto escenas en estas reuniones políticas que ha habido en inscripción de candidatos en donde un amplio porcentaje de la gente que anda en eso, inclusive, comenzado por los líderes, no usan mascarilla. Es un franco desprecio a las indicaciones de lo peligroso que puede ser eso, pero el contexto social también en las personas. Si usted recorre la noche de San Salvador va a notar como están los bares, las salas, las discotecas, la inauguración del árbol, o sea, todo eso. Viendo la gente, sin protección, sin guardar la distancia mínima. Y entonces el resultado de eso es lo que estamos viendo en este momento.

Le comento, sólo hay dos centros que están dando servicio hospitalario en lo privado y uno de ellos solo tiene 14 camas disponibles, sólo 14 camas para ese tema para covid-19. Y hay otro que puede tener un poco más, pero en una situación de gran demanda no van a ser suficiente.

Entonces lo que sucede es que como la intensidad del problema ha venido de una forma lenta, no hemos visto una una aceleración como la que se vio en mayo de este año.

Y no ha habido cobertura al respecto de ningún medio.
“Estamos navegando un mar de incertidumbre, de tiniebla, de oscuridad de nuevo en donde no hay un claro liderazgo técnico científico dirigiendo esta problemática”.

¿Es necesario educar a las personas en este contexto...?

Tampoco hubo campañas que, desde marzo, veníamos insistiendo a nivel del Observatorio Médico del Colegio Médico, la importancia fundamental de la educación para las personas, educar y también tener una colaboración activa del Estado, de la alcaldía a través del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM). El CAM deberían andar en una actitud de andar corroborando que en todos lados se guarden las normas mínimas, y luego una campaña masiva de educación no de propaganda.

Porque una cosa es la propaganda y otra cosa la educación, porque todo el esfuerzo estatal, lo más que he visto, son unos mensajitos que llegan al teléfono, pero más nada que eso.

Tuviéramos una campaña masiva a través de afiches, mantas, hablarle a la población con la realidad de lo que está pasando de verdad a los jóvenes y a todo el mundo, porque ya le digo a algún momento inicial era jóvenes, hoy no.

 

¿Cómo ve el panorama ante las semanas de festividades navideñas que se aproximan?

Hoy hay personas visitando ancianos y otras personas de alto riesgo sin ningún cuido y particularmente, a mí me preocupa enormemente que nos aproximamos a las festividades navideñas.

En esta realidad, todo tipo de actividad en donde no se va a poder guardar la distancia debida, en dónde vamos a estar hablando, gritando y hasta cantando y eso va por los espectáculos deportivos, vemos el transporte también en donde no se guardan las mínimas circunstancias.

El punto que quiero abordar es que nos aproximamos a las festividades navideñas verdad, y hay personas planificando reuniones masivas de fiestas y cosas que no es posible. No se puede. Ni el Estado ni el sector privado. El sistema de salud en general no tiene capacidad para abordar y darle satisfacción a una situación gravísima como la que se está presentando en Europa.

Y lo que estamos viendo en este momento la intensidad es mínima, pero de seguir en las mismas circunstancias para mediados de diciembre, inicios de enero, vamos a tener un estallido que va a traer luto y dolor a las familias salvadoreñas y por más que insistimos. Pero bueno, no podemos hacer otra cosa. Vuelvo e insisto, no es momento de reuniones sociales ni familiares. Cada quien debería tener su celebración con su núcleo familiar en su casa porque de lo contrario, lo que se nos avecina, es una situación en la cual no hay medicamentos, no hay capacidad del sistema de salud, ni nacional, ni privado, ni nadie.



Hoy sería que aprovecharan las lecciones aprendidas de comenzar a revisar las cifras.

Las medidas que se tomaron para que no se vuelva a repetir y y con mayor profundidad aquellas escenas dantescas que vimos al mes de mayo, junio y julio aquí en El Salvador. No se está reevaluando que se hizo, que se dejó de hacer.

Por el contrario, se le ha echado llave a los datos. Nadie puede valorar, entonces es lo único que queda por hacer. Nos queda nosotros los ciudadanos.

Al no haber respuesta apropiada del sistema de salud, los ciudadanos tenemos que hacer uso de la prudencia que se mostró, y se mostró de tal manera que en el mes de agosto se cayó la curva, sola, sin necesidad de confinamiento ni ese tipo de medidas, la curva cayó en agosto y eso por qué la población se apegó a las medidas sin haber escasa o ninguna educación.

Esto es un momento bien complicado, bien difícil, requiere mucho sacrificio y la población tiene que estar siendo educada, estimulada de todos los medios posibles para que todos hagamos caso y mantengamos la distancia, el uso de la mascarilla es fundamental en este momento. Me preocupa grandemente que estamos inmersos en plena campaña política.
“Yo trabajo exclusivamente en lo privado y puedo decirle que la demanda de los servicios médicos se incrementó de una forma estable y que noviembre ha sido un mes duro, durísimo”.

Se pueden dar aglomeraciones debido a las campañas políticas…

Me preocupa que puedan darse aglomeraciones. Ya se vio que quienes están dirigiendo esas cosas no le interesa la salud del pueblo y los exponen de una manera criminal, diría yo, porque eso es criminal. Eso es un crimen social que tomando en cuenta la baja escolaridad de la población no logran dimensionar el riesgo al que se someten y que luego llegan a la familia cuando regresan a sus hogares.

Pero los que dirigen eso, sí saben lo que están haciendo. Es un cúmulo de situaciones que en cualquier momento pueden hacer que haya un violento estallido de la pandemia y que no haya manera de abordarlo.

 

¿Estamos ante una segunda ola?

Lo que estamos viviendo aquí no es una segunda ola en este momento, sino que, yo creo, que (en) la curva epidemiológica de la pandemia estamos viendo la primera ola, pero ha tenido un patrón, lo que se llama en epidemiología “bimodal”. Nunca bajamos a cero. Nunca hubo silencio epidemiológico.

Cuando suceda, podemos decir que pasó la primera ola y ese silencio epidemiológico puede durar una semana, un día, un mes y luego reiniciarse, pero aquí nunca, nunca, hemos tenido cero casos.Esta primera ola ha tenido dos elevaciones, la que estamos viendo ahora es una elevación, pero es parte de la primera ola. Es decir, esto no es ni por cerca lo que podría ser una segunda ola, que es una situación como la que se está viviendo ahorita en Europa, en donde Alemania daba a conocer que está quedando sin camas. Alemania, que se dio el lujo de ayudar a otras naciones cuando la situación estuvo dura, ahora está quedando sin camas.

Un médico salvadoreño radicado allá comentaba que su hospital lo están cerrando a ingreso. Ya no caben. Y así se repite por todo Europa.

 

¿En El Salvador, como está la situación ante una eventual segunda ola?

Catastrófico. Para nada ha cambiado, la disponibilidad de recursos, el hospital que se dice que va a ser la solución a los problemas. Yo veo, aunque le falte poquito todavía, para completarse jamás ha habido una información clara sobre cuál es la real capacidad que tienen y las recientes declaraciones de su directora dejan más dudas que claridad de su director y, desde ese punto de vista, en el sector privado también tenemos un gran déficit.

Una eventual segunda ola sería catastrófica en El Salvador, peor que lo que ya vimos. En los meses anteriores.

Hay días en los que no se publican los casos, en el sitio web, ¿Qué opina? ¿Y qué opina usted de reservar por siete años información?

Estamos navegando un mar de incertidumbre, de tiniebla, de oscuridad, de nuevo en donde no hay un claro liderazgo técnico científico dirigiendo esta problemática de la que, como advertía hace meses, esto no ha terminado. No sabemos probablemente si va a tardar incluso el año entero que viene. No digamos el mes y medio que falta, es como el año entero que viene y no veo planes, que se informe de cuál es la actitud y entonces de cómo vamos a enfrentar la situación y es que la población también se ha confiado, piensan que esto ya pasó, que ya no está, que no hay pandemia, pero todos los días mueren personas.


El perfil


Dr. Jorge Panameño médico infectólogo, especialista en Medicina Tropical

Graduado: Universidad Evangélica de El Salvador, Doctor en Medicina en 1990.

Especialidad: En Medicina Interna en El Salvador (1993).

Maestría: En Ciencias en Medicina Tropical, con énfasis en Enfermedades Infecciosas y Parasitarias, en Universidad de Brasília, Brasil.

El dato


Para el doctor Panameño, el país está aún en la primera ola, que ha tenido dos elevaciones. Cree también que no están considerando los datos del sector privado.