Pocas veces he asistido, en mi vida, al inicio de un año nuevo tan inquietante por sus anuncios y reflejos claroscuros, cual si fuera un péndulo que oscila entre expectativas favorables y amenazas de una desaceleración de todo cuanto se ha podido lograr. Y para muestra un botón muy reciente: la noche que en cadena radial/televisiva mirábamos a la familia presidencial en un corto espacio para expresar su mensaje navideño, sinceramente en casa nos enternecimos al ver a Layla sonreír angelicalmente al actor que representaba al clásico San Nicolás, o Santa Claus de la época pascual; pero, en ese mismo instante, las autoridades del ramo de Justicia daban a conocer el hallazgo de dos cadáveres, pertenecientes a los hermanos Karen y Eduardo Guerrero Toledo, reportados como desaparecidos días atrás, quienes fueron asesinados por sus implacables verdugos y sepultados en un cementerio clandestino. Esos dos sucesos nos dibujan el matiz claroscuro del panorama que podríamos tener en nuestro país para el próximo año.

En el lado claro, tenemos las proyecciones de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y de la Cámara de la Industria Textil, Confección y Zonas Francas, bastante cercanas a las del gobierno, en cuanto a un crecimiento significativo de las exportaciones en dichos sectores, que demuestran una recuperación sorprendente respecto al ejercicio del año 2020 cuando tuvo una abrupta caída, la que se refleja no solamente en una mayor movilización de mercancías hacia los mercados extranjeros, sino también en una tendencia positiva en la generación de más empleos.

De hecho, según la entidad textil más importante del país, hasta noviembre las exportaciones alcanzaron un total de 2,461.2 millones de dólares, que significaron un aumento de 738.7 millones de dólares o sea, un crecimiento del 43% con respecto a los años 2019 y 2020. Ahora, esos mismos sectores buscarán para 2022 conquistar nuevos inversionistas de Perú y Colombia, con cuyos aportes esperan seguir siendo el principal generador privado de empleos formales en El Salvador, que en el año que finaliza alcanzó una cifra estimulante de 80 mil 409 puestos de trabajo, según lo confirmaron cifras del Instituto Salvadoreño del Seguro Social.

Por supuesto, estos logros no han estado exentos de atrasos, problemas y hasta dificultades que, de alguna manera, han entorpecido o retrasado, en determinados momentos, la cadena logística como ha sido el encarecimiento de los transportes marítimos de carga que, según advirtieron, de continuar en alza, tarde o temprano incidirán en trasladar tales aumentos en el precio de los productos que adquieran los consumidores.

Sin embargo, ante esas positivas perspectivas, no podemos obviar el lado oscuro, donde encontramos en primer lugar, el alto índice delincuencial que con sus homicidios, asaltos y extorsiones, son una barrera indeseable y peligrosa para el desarrollo normal del sector laboral y económico, sin que advirtamos, desde nuestra postura ciudadana, un efectivo y eficaz accionar de las autoridades de seguridad pública, de justicia y acciones fiscales.

Hasta me parece oportuno sugerir al gobierno hacer cambios benéficos en los mandos medios y superiores de la Policía Nacional Civil; una revisión adecuada del desempeño de varios ministros del Ejecutivo; analizar resoluciones de jueces y magistrados en el área penal y, por supuesto, realizar un balance sereno e imparcial, de las manifestaciones conductuales del actual Fiscal General, Rodolfo Delgado, elegido recientemente por los diputados, pues ha permanecido por algunos meses en calidad de funcionario nombrado, o simplemente impuesto por el oficialismo.

Su actitud belicosa tanto contra el cuerpo diplomático estadounidense como contra el gremio periodístico y medios independientes, podría desencadenar en decretar órdenes de captura u otras acciones coercitivas que afecten la libertad de prensa e información, que nada positivo le pueden aportar al gobierno, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Es necesario y urgente aclarar este aspecto muy oscuro. Mientras tanto, del corazón me brota esta frase tan reconocida: ¡Feliz Año Nuevo y muchas bendiciones!