En una ocasión el rey Acab de Israel, contrariando la voluntad de Dios, reunió a los profetas, como 400 hombres, quienes tenían espíritu de mentira, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey. No obstante, a ello, el Rey Acab junto al Rey Josafat, preguntaron si había por ahí otro profeta, que pudiera ratificar o desvirtuar el consejo de los 400 anteriores. Es así como mandaron a traer al profeta Micaías, quien en un principio al igual que el resto de los profetas dijo que subieran.

Esta respuesta contrarió aún más el corazón del rey Acab, dado que el profeta Micaías, nunca le había profetizado para bien, debido que las decisiones del rey Acab, estaban vinculadas hacia el mal, provocando con ello que el pueblo de Israel se inclinara en la idolatría. De este modo el rey Acab, volvió a preguntar con juramento al profeta Micaías: ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová? Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz.

Y el rey Acab dijo a Josafat rey de Judá: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal. En esta circunstancia el haber dicho la verdad al rey y haber desmentido a los 400 profetas, le acarreó a Micaías, el repudio y la violencia de ese auditorio que se encontraban reunidos para ir a guerra, además de ello el rey Acab dio la orden para que Micaías, fuera encarcelado y que lo mantuvieron con pan de angustia y con agua de aflicción. Esta historia bíblica refleja el abuso de autoridad de los que detentan en el poder y la ausencia de humildad para reconocer el buen consejo cuando un poderoso toma decisiones arbitrarias.

De acá se puede extraer algunas enseñanzas: Primero, es cierto que se puede ganar el aplauso de las multitudes cuando se hacen a un lado los valores, dándole paso a la corrupción y a la mentira. En segundo lugar decir la verdad sin doblez puede costarte persecución por parte de los que detentan el poder y el repudio violento de sus adeptos, por el contrario adular a los poderosos con palabras lisonjeras te otorga el beneplácito de las multitudes. Digo lo anterior, porque da tristeza escuchar a ciertos abogados que son afines al presidente Bukele y otros que trabajan por un salario en el gobierno, defendiendo a ultranza todos los atropellos a la democracia y a la Constitución, incluso tratan de justificar con leguleyadas la reelección presidencial continua, según la ultima resolución emitida por una Sala de lo Constitucional, que dicho sea de paso, carece de legitimidad por ser magistrados impuestos, de manera que estos abogados en algún momento fueron defensores de la democracia, la independencia y la separación de poderes.

Sin embargo, han hipotecado sus principios al presidente Bukele y son reos al servicio de ese régimen que en dos años ha desmantelado la democracia y han puesto de rodillas a las instituciones que administran justicia, utilizando presuntamente a la fiscalía, al ejercito y a la policía, para amedrentar a los opositores, así como a todo aquel ciudadano que sin pertenecer algún partido político lo meten en el misma matate de la oposición, únicamente por disentir con el presidente Bukele, ¿acaso es un crimen pensar diferente? ¿acaso no esta vigente la libertad de expresión?

El Salvador ahora convoca a sus mejores hijos e hijas para que salgan sin temor a marchar este #15S a pedir de forma pacifica que se restablezca el Estado Derecho, a decir que no estamos de acuerdo con; la ley Bitcoin, con la relección presidencial, con los abusos de autoridad, con la falta de transparencia, a decirles que respeten la Constitución y que cumplan el rol por el cual fueron elegidos, así como a pedirle al presidente Bukele junto a sus ministros que rindan cuentas.