Con excepción del presidente Bukele, miembros de su gabinete económico y de la bancada legislativa del partido cuasi oficialista de Nuevas Ideas, la mayor cantidad de voces y opiniones son las que adversan o critican el futuro uso del bitcóin, recientemente considerado como moneda de curso legal, equivalente al dólar, que nos hace meditar seriamente sobre los riesgos que implica adoptarlo, según las opiniones provenientes no de Juan Vendemelaconserva ni de Pedro Picapiedra, sino de economistas reconocidos y como cereza en el pastel, la advertencia pronunciada, recientemente, por el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya seriedad y conocimiento sobre temas monetarios, no podemos ni debemos ignorar y, mucho menos, no darle la debida importancia y serio análisis, por parte de quienes propugnan la pronta entrada de nuestro país a un ambiente monetario que desconoce la mayoría de salvadoreños, pero cuya inestabilidad volátil es reconocida por muchas entidades financieras de todo el mundo.

No deseo mencionar los efectos políticos negativos que esa adopción del bitcoin podría acarrear, en el futuro próximo, a la administración Bukele, aunque esa posibilidad de que podría suceder en las elecciones venideras, muchos la consideran como inevitable, por lo que, como ciudadano independiente, tal vez con ideas tradicionales, pero que han sobrevivido al paso del tiempo y siguen siendo válidas hasta el presente, me permito expresarla, dado que con el padre del mandatario, conservamos una sincera amistad desde que ambos estudiamos en la Facultad de Ciencias Químicas, de la UES, y aunque sólo cursé dos ciclos, pues me incliné por otra profesión, jamás perdimos el contacto fraterno con dicho profesional, muy sabio y comprensivo.

El presidente Bukele debe tener cerca de su despacho no solamente gentes serviles, varias de ellas de generales conocidas, sino escuchar con atención y mente despierta a quienes opinan en contrario, pero dándole pautas para un mejor modo de gobernar nuestra amada nación.

Lo primero que destaca este respetable medio, en su edición del pasado viernes once de los corrientes, es su titular de portada que reza “FMI advierte de riesgos al adoptar el bitcóin” y luego en las dos páginas subsiguientes hace una relación completa, en términos sencillos y comprensibles para cualquier lector, cuando el FMI advierte que usar el bitcóin como moneda legal salvadoreña elevaría los riesgos financieros y legales para el país, donde funcionarios del ente financiero mundial previenen los efectos negativos por usar la criptomoneda en mención, que por ser ya publicados, cualquiera puede consultar su texto, pero que, realmente al analizarlo causa preocupación por el futuro económico salvadoreño y que, al final de cuentas, nos dejaría en desventaja severa ante las economías de los demás países de la región centroamericana y nos dificultaría, muy severamente, obtener préstamos de instituciones financieras internacionales hasta llegar al punto de ser considerado El Salvador como un país no confiable, como son actualmente Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros que mantienen, sin mejora alguna, problemas de hiperinflación y de riesgo cambiario.

Lamentablemente ni el mandatario, ni los diputados del NI consultaron, en forma previsora y abiertos al diálogo sincero, para tomar la decisión de aprobar una ley, claramente funesta y de graves repercusiones mercantiles, financieras, crediticias, etc. que afectarían los presupuestos futuros y la ejecución de obras necesarias y vitales para el desarrollo integral y bienestar de nuestra sociedad y del país entero.

Aún es tiempo de rectificar, presidente Bukele. Hacerlo significaría que de nuevo le vamos a renovar nuestro apoyo como ciudadanos sin vínculos partidarios y que, por el bien de esta Patria natal, en el pasado sufrimos persecuciones, encarcelamientos, torturas y exilios, pero conservamos la libertad de pensar sin esquemas inflexibles. Que Dios lo ilumine.