Séneca decía: “no es que tengamos poco tiempo, sino que PERDEMOS mucho” y en la nación se evidencia en el actuar de quienes están en el poder. Uno de los signos distintivos de esta dolencia se refleja en el sistema político en general que más allá de sus diferencias ideológicas, lucha de egos etc. Lo único que han generado es convertir el entorno actual en: “Arroz con mango”.

Sostengo esto porque en un país que adolece de tantas necesidades de índole sanitarias, educativas, económicas, etc. y que hasta este día quienes han administrado las diferentes instituciones han sido incapaces de planificar una agenda prospectiva. Acaso olvidan que planificar, es el antídoto antagónico al caos financiero y a la improvisación. Esto es una responsabilidad que deben asumir tanto los agentes públicos como los ciudadanos y es que si como sociedad ansiamos mirar a un futuro conveniente y factible en el tiempo, debemos dominar con precisión qué tipo de futuro proyectamos.

Sin embargo, cuando existe un vacío de determinación y liderazgo resta lo que podemos llegar a ser en la región y más. Como contribuyentes con justa razón debemos exigir que exista seriedad, coherencia, transparencia en este momento sobre todo ante una situación fiscal tan precaria como la previsional en conjunto de la mano de un proceso electoral gris carente de elementos éticos y poco transparentes generarían más estancamiento social. Ejemplo de ello: El Tribunal Supremo Electoral, al parecer se le olvidó que es un ente estatal llamado a velar y trabajar por un proceso eleccionario de funcionarios acorde a los parámetros y leyes establecidas. Pero, cuando somos testigos de actos nebulosos que rayan en lo absurdo provocan más desconfianza como el escuchar que: equipos donados (dicen) no contarán votos, o que necesitan más recursos para el evento venidero electoral, preocupa aún más. Sobradas pero cómicas explicaciones dan los representantes del TSE en este tema.

El problema no se limita a los equipos sino: ¿quienes los configurarán y operarán dichos sistemas? Una vez más las libertades están amenazadas al pretender trazar líneas torcidas que riñen contra la voluntad ciudadana que espera elegir no simples funcionarios. (Alcaldes y diputados) Sino que éstos tendrán por responsabilidad nombrar agentes públicos claves como: Fiscal General de la República y magistrados de la Sala de lo Constitucional, ejes centrales del orden jurídico nacional.

Como ciudadanos debemos exigir que el rol de este tribunal debe ser apegado a la Ley y no adaptarse a mentes, las cuales no conocen de valores y/o principios libertarios. No sólo se trata de marcar una papeleta, lo que está en juego detrás de este proceso es el presente y futuro de una sociedad cada vez más angustiada y desesperada que en su desesperación puede ser enganchada por “candidatos únicos” que dicen tener respuesta a “todo” pero que los efectos y consecuencias de ello en el trayecto son irreversibles que a la larga no facilitarán ni aportarán nada positivo al desarrollo de cada salvadoreño.

Solo un proceso electoral estructurado, ejecutado y expuesto a la opinión pública transparentemente puede dar respaldo a funcionarios cuya aceptación y credibilidad sea legítima. De lo contrario, seguiremos con los mismos actores políticos que rechazan la rendición de cuentas, y atacan la libertad de expresión, así como ven a los medios como enemigos, etc. Como personajes ya conocidos cual preocupación ha sido velar más por su estilo ególatra y vulgar con tendencia a una excesiva adulación personal y despreciar las críticas y observaciones de los demás.

En síntesis: Estimados lectores, tengamos presente: “El futuro no es único, es múltiple. De ahí que debemos trabajar por diseñar y alcanzar el mejor de ellos”.