Cuando el presidente Nayib Bukele señala que hay fuerzas oscuras y que van tras de ellas, solo es el banderillazo de salida de una nueva cacería de brujas, gente inocente, crítica, verdaderos patriotas, que irán a la cárcel sin un debido proceso. Así de simple, así de monstruoso.

El guion es el mismo, esta puesta en escena ya la habíamos observado en otros países, aquí cerquita y allá en Venezuela; sabe a nacional socialismo, a fascismo, pero el de verdad, no el que repite Nicolás Maduro y no entiende ni un pepino.

Me da cierta amarga ternura leer esos “post” o tuits en los cuales más o menos dicen con ingenua esperanza que cuando el actual gobierno se vaya, habrá que recomenzar con el fin de reconstruir el andamiaje democrático destruido por la actual dictadura.

Entiendan: no habrá nuevos gobiernos, no volveremos a ver otro partido en el Poder Ejecutivo, mucho menos que regresen los partidos tradicionales al poder, sea los despojos de ARENA y el FMLN, o los liliputienses PCN o PDC. Ya no, nunca más, ni partidos nuevos, esta dictadura controlará las elecciones y se eternizará en el poder. Es fácil y sencillo: tiene a las FF. AA. y a la Policía Nacional Civil en sus manos, y quien tiene el poder de las armas es el que gobierna.

El presidente Nayib Bukele no es político, no es estudiado en nada, él es un adolescente caprichoso, persistente, que le gusta la adulación, y actúa no con base a un plan, sino conforme a la ocurrencia mientras se embadurna de vaselina. Es malo, perverso y como lo dijo una congresista, “es un niño”, actúa como un niño, un niño gigante, con pies enormes que está destruyendo todo y juega con las ruinas y se regocija.

Como he dicho desde hace muchos artículos: este es producto de ustedes ARENA y FMLN, esta criatura es hija de ustedes, y ustedes son los que deberían salvarnos, pero ¿cómo?

El FMLN en una de sus tantas torpezas -dignas de esas secuencias de videos chistosos que abundan en You Tube-, felicitó por su “victoria” a uno de los más detestables gobernantes que ha tenido Centroamérica. ¿Ahora con qué moral podrá tildar de dictadura al sultanato cyan?

Y ARENA está destruido, sin bases, sin pisto, sin credibilidad. Está solo.

Entonces, ¿quién podrá defendernos? Solo el pueblo salva al pueblo, pero la gran parte del pueblo (que no apoya esta dictadura) pasa trabajando, buscando el sustento diario, en sus actividades cotidianas. ¿En qué momento se organizarán para salvar al país?

Esa ley de los agentes externos no suena a países de primer mundo. ¡Que le den paja a Varela! Esta Ley sabe a Gestapo a la KGB, para evitar, según sus enfermas mentes, que vengan pensantes de afuera para organizar a las masas.

No tiene nada de transparencia, no tiene nada de democrático, solo es un argumento infame para robar mediante ley el dinero de apoyo a las oenegés, y para limitar el ingreso de extranjeros que buscan ayudar a mejorar la democracia, y eso suena a Nicaragua que no permite observadores ni medios internacionales en sus elecciones. Nayib Bukele es el futuro Daniel Ortega de Centroamérica.

Por cierto, es típico de estos regímenes autoritarios ocultar los índices de delincuencia, decir que todo está bien, que nada pasa, que todo está bajo control, que si hay voces clamando justicia son de la oposición. El guion se sigue al pie de la letra. Y con la pandemia sucedió igual, acá como en Nicaragua: “Son pocas las muertes por covid. Los que se mueren son por pulmonía atípica”.

El siguiente paso, que también ya lo había mencionado en anteriores entregas, es el encarcelamiento de la oposición en cualquiera de sus manifestaciones: articulistas, pensadores, periodistas, empresarios, analistas, etc.

Esa frase en un simple tuit debe leerse con miedo, con urgencia: «los voy a perseguir, sí, a todos ustedes que son el lado oscuro. Voy a acabar con ustedes», y eso solo significa que el círculo se está cerrando.

Si no lo entienden así, en estos últimos meses de libertad de prensa, de expresión, de libertad de pensamiento, estamos más perdidos que lo que imaginábamos.