Hace 15 años Antonio Saca y su grupo cercano visualizaban la llegada al poder para asaltar el tesoro público y robar nuestros impuestos, cinco años después hacían lo mismo Funes y los “Amigos de Mauricio”, en un caso se anunciaba la “Super Mano Dura” y en el otro se gestaba la “ Tregua entre Pandillas”; como sabemos, Saca es un reo confeso, está purgando su condena y Funes, tarde o temprano, deberá rendir cuentas ante la justicia; sin embargo, el daño que causaron con su corrupción e incompetencia en un país pobre y tan sufrido vuelven sus crímenes fuera de magnitud.

Los tres últimos presidentes de El Salvador no han contado con títulos universitarios, si bien éstos no garantizan un accionar competente y ético, son al menos indicación de cierta disciplina y conocimiento. No hay duda que los partidos mayoritarios han estado más concentrados en llegar al poder que en resolver los graves problemas nacionales; las actuales elecciones continúan siendo en general una contienda entre dichos partidos, no hay nada nuevo de peso, pues la alianza que ha liderado las encuestas fue gestada por grupos provenientes de aquellos.

El pueblo salvadoreño sigue en su lucha por encontrar un mejor destino, pero sería irónico que en esa búsqueda El Salvador salte de las brasas al fuego. Es de meridiana claridad que la débil economía y la inseguridad siguen siendo los factores que más nos afectan. Como en cada familia, como en cada empresa, las virtudes de la honradez y capacidad permean hacia abajo en los manejos del Estado y sus instituciones; podríamos preguntarnos: ¿Cómo era posible que con presidentes corruptos y/o mal preparados el país saliera de la descomposición social que creó la guerra civil?

No podemos esperar que una persona corrupta y mal preparada se rodee de buenos elementos; por un lado, tiene que nombrar a personas incondicionales y cómplices, y por el otro lado no tiene el criterio para elegir a funcionarios capaces. Es por eso que con contadas excepciones, y siempre hay excepciones a la regla, han desfilado en puestos importantes del gobierno personas no idóneas e igualmente corruptas.

Varios exfuncionarios han sido acusados en los tribunales por apropiación de nuestro dinero o por la voz pública, debido a su ostentación; los 700 millones de dólares defraudados por Saca y Funes podrían duplicarse si se computan los robos de dichos ex funcionarios incluyendo diputados y hasta miembros del Poder Judicial; esto también causa que la mediocridad y desaliento se esparza por todo el país.

Las expectativas se vuelven más tenebrosas para el nuevo gobierno, pues heredará una situación fiscal sumamente frágil con la sombra de la inseguridad siempre acechando, es decir, se necesitan esfuerzos hercúleos para enderezar el legado de corrupción e ineptitud antes expuesto. A lo anterior se agrega la incertidumbre creada en el mundo por el caos del gobierno de Estados Unidos, si bien hay señales de que la última elección del congreso en ese país está aproximando el retorno de la razón, llevará al menos dos años para que la situación se estabilice, pero no está lejos el espectro de una recesión como la creada por el gobierno republicano de George Bush en el 2008.

Independientemente de cuál partido gane la actual elección presidencial, ha llegado el momento en que demandemos honradez y capacidad al gobierno que tomará posesión el próximo 1 de junio. ¿Será posible que al igual que en el caso de los gobiernos anteriores hay políticos que ya se relamen con el sueño del poder y el dinero fácil? Creo que la mayoría de los salvadoreños debemos demandar y estar vigilantes para que eso no suceda otra vez.