En realidad suena mejor en inglés, “squad”, que en castellano; y escribo castellano, no español, no sea que se ofendan los separatistas de la península ibérica, y demás ejemplares de eso que denominan chavismo, una especie de enfermedad de la psiquis, del alma, donde la armonía, la estética, lo racional, el Eros es suplantada por lo grotesco y arabesco, lo inarmónico, el Thanos.

Escuadrón como expresión militar, es un equipo especializado en acciones puntuales. Squad, en inglés. Diferente a un pelotón porque es más numeroso y menos especializado; el más conocido es el de Oliver Stone, con su filme Platton de 1986, teniendo como escenario la guerra de Vietmam y como estrella principal a Charlie Sheen, quien con los años quedó más atolondrado que en el rol que hizo como soldado en esa cruenta, desgastante e inexplicable guerra. Otro famoso fue el de la Operación Entebbe (Operación Jonatán), realizado por comandos especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, el cuatro de julio de 1976, para rescatar a ciento cinco rehenes secuestrados la semana anterior por terroristas del Frente Popular de Liberación Palestina, y dos alemanes (un hombre y una mujer) de las Células Revolucionarias alemanas, cuando desviaron el vuelo 139 del Airbus A300 de Air France, una vez que la aeronave despegó del aeropuerto de Atenas, con destino a París.

Ya en Uganda, bajo la protección del singular dictador Idi Ami Dada, liberaron una parte de los pasajeros y retuvieron a israelitas y judíos. Israel no cedió a las peticiones de los terroristas que exigían la liberación de militantes palestinos detenidos en Israel, Kenia, Francia, Suiza y Alemania, pero ganó tiempo para planificar uno de los rescates más sensacionales de la historia militar de Occidente. Bajo la supervisión directa del Primer Ministro Isaac Rabin, quien había sido soldado durante 27 años (1948-1967), y su Ministro de Defensa Shimon Péres, esa madrugada del 4 de julio aviones Hércules C-130 y de respaldo, sobrevolaron 3.500 kilómetros a menos de 30 metros sobre el nivel del mar, para evadir radares; aterrizaron de madrugada en Entebbe y, 53 minutos después, estaban regresando a Israel con ciento cinco rehenes a salvo. En el asalto murieron tres rehenes, los ocho terroristas guardianes, y 35 soldados ugandeses; hubo cinco soldados israelíes heridos y el comandante de campo Jonatán Netanyahu (hermano del actual Primer Ministro) murió en el combate; además, antes de retirarse, el comando destruyó once aviones cazas Mig-17, aparcados en la pista del aeropuerto.

Ahora nos encontramos con otro tipo de escuadrón, aparecido en los Estados Unidos, y denominado “El Squad demócrata”, nacido en el seno del propio Partido Demócrata e integrado por cuatro noveles mujeres llegadas a la Cámara de Representantes: Alexandria Ocasio-Cortez por el estado de Nueva York, Ayanna Presley por Massachusetts, Ilhan Omar por Minnesota y Rashida Tlaib por Michigan. Ayanna Presley tiene una amplia experiencia política, pues trabajó con Joseph Kennedy II y con John Kerry durante 13 años, imagínense ustedes el abolengo asimilado de ese par de cerebros. Yo la sacaría del escuadrón, pues su lucha no es contra el sistema, sino por los derechos de la mujer, y como tal se le ha enfrentado a Trump de manera frontal y decidida.

Las otras tres sí que producen reserva, pues han hecho declaraciones reveladoras, apoyan el chavismo, por consiguiente todo lo que está detrás de ello. Omar, musulmana de religión, ha justificado, subliminalmente, los atentados del 11 de septiembre y dado declaraciones antisemitas; Tlaib es igualmente antisemita y musulmana de religión y, como Ocasio-Cortez, también ha simpatizado con el régimen de Venezuela, y es militante de la organización Socialistas Democráticos de América (DSA).

El presidente Trump ha respondido sus posturas con su característico vocabulario. No obstante, más allá del contenido racista que pudieran tener o no, la alerta es de fondo; pues ni Hamas en Palestina, ni los chavistas en Venezuela, representan los valores y cultura de los Estados Unidos, del Partido Demócrata, ni de las democracias occidentales.