El Salvador está sumergido en una deplorable y asfixiante peste de impunidad, la cual ha afectado la vida institucional, social y financiera. Para ello, es preciso que la población observe más allá del “Metro Cuadrado” en el que está (los jóvenes). Y es que para superar esta crisis biopolítica necesitamos de nuevos liderazgos que estén sustentados en la transparencia y educación, esta ultima a juicio de los pedagogos como herramienta de desarrollo humano-sostenible en el tiempo para formar ciudadanos pensantes, reflexivos, críticos etc.

Esto solo es factible si la educación es el objetivo central en la sociedad tomándola como el proceso en que los individuos se sometan directa o indirectamente con el objetivo de desarrollar, maximizar habilidades, dones y capacidades intelectuales con valores morales y afectivos. Recordemos que la ciencia sin ética es vana. Al mismo tiempo, considerar el proceso idóneo acorde a las exigencias del momento global. Ante la brecha educativa actual, evidenciada en la sociedad, no solo es necesario SABER sino que además SER.

La crisis económica que está presente solo podrá ser afrontada con una sociedad formada, para ello los tomadores de decisión (candidatos) a cargos públicos que aspiran a un puesto estatal deben ser garantes de esta meta. De ahí, la importancia en conocer por parte de los ciudadanos a quien elegir.

El país debe tener claridad que la actual y próxima generación si no está preparada académica, mental y moralmente seguirá en el sendero de la mediocridad y subdesarrollo. A partir de esta nueva economía viral: La reinvención y reajuste al sistema educativo son urgente para poder adaptarse en la nueva forma de vida de la sociedad post-pandemia.

De no hacerlo, las actuaciones que favorecen la impunidad seguirán presentes en las nuevas generaciones y serán estos los referentes como hasta este día: complicidad, deshonestidad, injusticia e indiferencia hacia la corrupción. Por ello, el combate a la inseguridad institucional debe ser en conjunto hacia la corrupción y delincuencia evitando que personajes incapaces y grises arriben a las instituciones.

Si queremos romper el círculo de pobreza es preciso erradicar estos males generacionales. La delincuencia es un factor social como otros y como tal debe abordarse desde la raíz, y solo con la educación podemos erradicarla. Un pueblo culturalmente miope es propenso a ser esclavo de personajes moralmente nefastos, con ansias dictatoriales, emocionalmente absurdos tan así que se presentan como emisarios de las estrellas y/o enviados de otra galaxia. Seguir postergando la educación es seguir dividiendo a la sociedad y el gran perdedor somos todos. Contar con una sociedad educada debe ser responsabilidad de todos porque el conocimiento con la ayuda pedagógica óptima incide a desarrollar y multiplicar el crear.

Ahora bien, quien decide instruirse su cerebro funciona mucho mejor así como su cuerpo como consecuencia de ello, porque el saber ayuda a entender las diferentes razones. Hoy día muchos (jóvenes) deciden no estudiar porque “no sirve de nada” según argumentan. Pues a ello es de recordarles que estudiar sirve para NO vivir en la ignorancia porque los ignorantes son víctimas de la manipulación personal, social y política; necesitamos una sociedad que se arriesgue por el futuro y no una que se conforme en ser instrumento porque eso no es ser humano. En síntesis: “La corrupción no se disculpa, no se perdona, la corrupción se combate, se castiga, sino se convierte en impunidad”. Por ello es necesario que la sociedad se decida ver más allá del Metro Cuadrado.