Francisco Morazán nació en el hermano país de Honduras y sus restos descansan con gloria en El Salvador, él soñó y dio su vida para que fundamentalmente ambos países y el resto de Centroamérica permanecieran unidos en la República Federal de Centroamérica, de la cual había sido elegido presidente el 16 de Septiembre de 1830; la República Federal fue trágicamente disuelta a partir de su fusilamiento en Costa Rica el 15 de Septiembre de 1842 .

En Honduras con orgullo se le honra, en El Salvador su tumba es mantenida con el debido respeto, una de las simbólicas plazas y una avenida importante de San Salvador, igualmente un Departamento llevan su nombre. Cuando todavía circulaba el colón nos acostumbramos a ver su efigie en las monedas de uno, cinco y diez centavos. También lo hemos santificado, una población del Departamento de Chalatenango tiene por nombre San Francisco Morazán!

En 2019 la Universidad de El Salvador hizo una publicación corregida y aumentada del libro : “El Pensamiento de Francisco Morazán” escrito por el investigador Mexicano Alberto Santana; la primera edición fue realizada por la UNAM en 1992, la segunda y tercera las publicó la Universidad Francisco Morazán de Tegucigalpa y la cuarta la realizó la Editorial de Ciencias Sociales de la Habana. El libro contiene una cronología que narra la vida del ilustre personaje y su trágico final. José Martí escribió en 1881: Del testamento de Morazán, escrito antes de morir a manos de facciosos se han tomado frases hermosas que figuran como inscripciones del momento: “Lego mis restos al pueblo salvadoreño en prueba de mi predilección y reconocimiento por su valor y sacrificio en defensa de la libertad y de la Unión Centroamericana”. En esos días su guardia personal estaba formada por cuarenta soldados salvadoreños que lo habían acompañado con tropa hondureña y salvadoreña en su afán de continuar desde Costa Rica su lucha por la unión centroamericana.

Los pueblos de Honduras y El Salvador son de los más afines en América, sus costumbres y su acento tienen particular similitud. Desgraciadamente fueron lanzados a la guerra por castas militares en 1969. En 1967 el presidente de El Salvador apoyó un frustrado golpe de estado en Honduras, un fuerte cargamento de armas conducido por militares salvadoreños fue interceptado, uno de ellos era el entonces teniente Orlando Montano, condenado recientemente en España como cómplice del asesinato de los Padres de la UCA.

En represalia, el presidente de Honduras lanzó una persecución de salvadoreños que avivó el fuego de una miniguerra ridícula pero emocionalmente dolorosa, pues hermanos que habían sido históricamente unidos fueron obligados a enfrentarse. Cuando se derrocó en 1979 al último gobierno militar de El Salvador, la Proclama del 15 de Octubre de ese año, día del derrocamiento, incluyó el objetivo IV.a: “ Restablecer relaciones con el hermano pueblo de Honduras a la mayor brevedad posible´´

El libro aquí citado contiene 50 documentos escritos por Francisco Morazán que reflejan su ideario de avanzada, enfocado en el apoyo a la educación y en la modernización y buen manejo del Estado, y sobre todo en mantener la unidad de los pueblos centroamericanos. Su labor fue entorpecida por sectores retrógrados y localistas que por su incapacidad y corrupción han condenado a Centroamérica a un subdesarrollo del que todavía no se despoja. El fruto maligno de este subdesarrollo se manifiesta especialmente en el Triángulo Norte: El Salvador, Honduras y Guatemala.

Como sabemos, varios millones de sus habitantes se han visto obligados a emigrar a los Estados Unidos, creando involuntariamente un problema político interno para dicho país. Es por esta razón que la administración Biden ha decidido atacar las raíces del problema: la corrupción y la incapacidad. El encargado de articular esta tarea en un funcionario de origen Hondureño, Ricardo Zúniga, a quien le toca avivar la llama Morazánica que no se ha extinguido.