Más de 18 años tiene la Venezuela democrática resistiendo y enfrentándose a la narcodictadura que se inició con el iluminado Chávez, quien en su ebriedad del poder, ausencia de sindéresis conceptual y espiritual logró doblegar en su casi totalidad la voluntad de los pueblos de América a través de ALBA, Petrocaribe, Unasur, Telesur, Celac y un sinnúmero de asociaciones y empresas derivadas de cualesquiera de esas alianzas llegaron a pasearse por las calles de Londres, Nueva York, Buenos Aires, Zimbabue, Bagdad, Quito, Sidney y hasta Bielorrusia. Los petrodólares sirvieron y llegaron donde Fidel Castro jamás pudo llegar, y tener más presencia que la otrora Alianza para el Progreso o la actual secta del Foro de Sao Paulo. Baste observar solo el caso de El Salvador a través de Alba Petróleos, o de Honduras con el caso Zelaya, o cuando violando la disposición de la ONU llegó hasta Iraq, le manejó el Mercedes Benz a Saddam Husseim hasta la capital, o cuando le regaló dos veces la espada de Bolívar a Muamar Kadaffi, a Raúl Castro, Correa, Mobutu, Evo Morales y a cuanto violador de derechos humanos se le cruzaba en el camino.
Y al hablar de la espada de Bolívar, nos referimos a la espada que le obsequió el Perú por su gesta libertadora. Fue más un gesto significativo que un arma, pues su vaina finamente labrada de oro 18 kilates y su empuñadura igualmente de oro, se encuentra engastada de mil cuatrocientos setenta y tres diamantes, rubíes y esmeraldas.
Esa pieza única de incalculable valor, se reposaba en las bóvedas del Banco Central de Venezuela, hasta que Chávez, en el 2010, la hizo sacar de allí y la llevó al Palacio de Miraflores, la desenvainó, la alzó en lo alto y amenazó con acabar con ella a los estudiantes que se habían rebelado contra su mortal desgobierno. Luego ordenó fabricar réplicas de ella, para regalarla a los jefes de gobierno que le fueran afines, como los arriba nombrados.
Y como de Perú surgió ese mito y afecto hacia el Libertador, también, por esas coincidencias de la historia, desde Perú se conformó el 8 de agosto de 1917 el llamado Grupo de Lima, integrado por 14 países de la región con el fin de buscar una solución a la crisis humanitaria e institucional venezolana, generada por la narcodictadura. Igualmente, Perú, en homenaje a El Libertador, decidió retirar la invitación cursada al dictador Nicolás Maduro para su asistencia a la Cumbre de las Américas, a celebrase el próximo 13 y14 de abril en la señorial y Tres veces Coronada ciudad de Lima.
Al deplorar los acontecimientos políticos que condujeron a la renuncia del presidente Pablo Kusczynski, esperamos que ella no conlleve reinvitar a Maduro a una Cumbre, donde no merece estar; aunque esa fue una decisión unánime del gobierno y pueblo del hermano país.