El tráfico en nuestro país es el que más genera estrés a la población, recorridos que se deberían realizar en minutos resultan en horas de embotellamientos interminables, los cuales logran sacar lo peor de cada uno de nosotros desde pitos recordando a la progenitora de nuestros días hasta altercados que llegan a golpes en plena calle.

Este problema sin duda viene de la mala planificación urbanística, la falta de alternativas al transporte que no sean hacer más amplias las calles y pasos a desnivel, sino además la falta de visión de buscar modos alternos de movilización, no tenemos nada que inventar ya existen experiencias en otros países, pero el nuestro sigue anclado en la importación de vehículos -muchos de ellos considerados chatarras en Estados Unidos- porque tener tu propio carro te da un falso estatus económico y sin duda también un falso sentimiento de seguridad debido a que el transporte colectivo es blanco de la delincuencia común, quienes sin problema y con ayuda o no de los mismos motoristas se suben a las unidades y despojan a los pasajeros de los pocos bienes que tienen, pero en las interminables trabazones o un semáforo también te pueden asaltar a tí solito en tu carrito, varios son los casos de este tipo y muchas las historias de quienes fueron asesinados en hechos delictivos como esos.

Son varios las razones que vuelven a este país ineficiente en su sistema de transporte, pero principalmente ha sido la eterna falta de voluntad de los gobiernos de turno de buscar solucionar esto de manera efectiva y a largo plazo.

Hace unos años estaba siendo impulsada aquella iniciativa de “al trabajo en bici” lamentablemente ni los gobiernos locales ni el central buscaron formas de viabilizar esta idea y quedó en el olvido, son pocos los que se arriesgan en tomar formar alternativas de transporte porque las calles no son seguras para alguien que no tenga vehículo, los que no tienen cuatro ruedas resultan ser unos “kamikazes” que arriesgan su vida en estas calles del señor.

La idea de tener un transporte eficiente es un sueño que nos desvela a muchos, con los altos precios de las gasolinas y diésel resulta sin duda atractivo que pudieras movilizarte a algún lugar usando el bus, pero ya hemos comentado que eso también resulta en arriesgar tu vida no solo por la delincuencia que acecha en total impunidad sino también porque el servicio es pésimo desde el mal estado de las unidades hasta el trato que te dan los motoristas.

Estos que se hacen llamar así mismos “empresarios del transporte” han demostrado por décadas que no son empresarios, jamás han invertido en “su emprendimiento” sólo están a la espera del subsidio y de la posibilidad de un alza en los productos de petróleo para exigir un nuevo aumento al gobierno de turno vía decreto en la Asamblea Legislativa, esta nueva correlación que se sentó el año recién pasado no ha sido la excepción, pues nos enteramos que les volvieron a conceder un nuevo aumento, aunque en esta ocasión aparentemente han puesto condiciones, y los empresarios sonaron tambores de guerra en la última semana del 2021.

Somos un territorio pequeño necesitado de soluciones estructurales que permitan una movilización digna y segura a todos los ciudadanos, pretender arreglar el problema haciendo más calles, pasos a desnivel, rotondas u otro tipo de mega construcciones lo único que hace es que el embotellamiento se traslade a la siguiente cuadra.

El nuevo año suele traer esperanzas, para el caso del transporte colectivo es un sueño que ha sido una pesadilla de más de 40 años esperando que algún gobierno los haga cumplir los mínimos de la ley no solo de tránsito, sino también sus deberes con sus empleados – Seguro de vida y daños a terceros, ISSS y AFP- este país inseguro y con falta de oportunidades sigue siendo extorsionado eternamente por los mismos “empresarios” de toda la vida que siguen diciendo que “el negocio” no es rentable pero jamás lo dejan.

La solución debe ser integral y consultada con todos los sectores, claro si es que quieren que sea algo permanente, merecemos un sistema de transporte público … empático con el usuario y eficiente. y no un parche más que se pierde en el mismo humo negro que lanzan a bocanadas los escapes de los buses a plenas 5 de la mañana en el punto, mientras la gente se arremolina en subir y el motorista grita “suba que atrás hay más espacio”.