Las finanzas públicas de El Salvador, atraviesan una crisis sin precedentes en las cuales ya no se tiene ni para hacerle frente a las planillas de los empleados públicos. En este contexto se han conjugado varios elementos que han provocado un deterioro en los ingresos versus los egresos. Primero; nunca se trabajó en la responsabilidad fiscal, los gobiernos anteriores gastaron sin proveer el futuro del país, y segundo la irresponsabilidad de los gastos superfluos y las contrataciones indiscriminadas en el Estado produjeron finanzas publicas raquíticas. Es en base a ello que el presidente Bukele llega al poder sin tener mucho margen de maniobra en cuanto a la inversión.

Aunado a ello está la paralización de la economía salvadoreña por cinco meses, tiempo en que se alargaron los decretos de emergencias y las famosas cuarentenas producto de la pandemia, que dicho sea de paso nunca hubo un equilibrio entre la prevención y la productividad, sino que se le dio mayor énfasis al encierro por encima de las necesidades básicas de los salvadoreños, lo que ha provocado un desequilibrio en las finanzas de millones de familias que ahora se encuentran casi en la orfandad porque han perdido sus fuentes de ingresos y han acumulado deudas, siempre he creído que los salvadoreños encontramos una manera de salir adelante con la ayuda de Dios.

No obstante, la realidad es dura y continúa golpeando a los sectores más vulnerables del país, que para variar no tienen ni como guardar las medidas sanitarias ya que no cuentan con el vital líquido, dado que durante toda la pandemia el servicio de agua potable ha sido irregular, tal es el caso que hay colonias que a la fecha llevan hasta un mes sin recibir servicio, mientras las autoridades de ANDA, brillan por su ausencia, es decir una descoordinación total de parte del gobierno central. Pero este aspecto no es una novedad, lo que si nos deja a todos con la boca abierta es que la administración Bukele, a sabiendas de la fragilidad de las finanzas públicas ha gastado sin límites.

Y encontró una manera eficaz de evadir todos los controles legales para no dar cuentas de cómo han gastado el dinero del pueblo salvadoreño en el contexto de la pandemia, dado que nos han enjaranado un poco más de $3,000 millones que seguramente se pagarán en el término de los próximos 50 años, es decir en ese tiempo los que ahora detentar el poder a lo mejor se encuentren retirados de la política y disfrutando de las rentas ilícitas. Está claro que estos endeudamientos irresponsables harán llegar la deuda soberana el 93% del PIB, lo que significa que de cada dólar que se produzca de acá en adelante, 93 centavos irán para deuda.

Esto es inaudito ante tanta calamidad que vive el país, ahora bien, es entendible que se debían de hacer préstamos para enfrentar la crisis de la pandemia, pero lo que sí me parece abusivo es que de todo ese dinero que ha recibido el gobierno central, no haya concluido ni siquiera un hospital para atender pacientes covid-19, sino que todo lo han venido manejando de forma secreta y sin dar cuentas y que a fuerza de ser sinceros este gobierno ha sido uno de los más corruptos que ha tenido El Salvador, ya que ha contado con millones de dólares a su disposición, pero ha negado haber recibir ese dinero.

Sin embargo, la tarjeta de crédito del gobierno esta topada por más de $1,600 millones que no saben explicar como lo han gastado y cuando se les pide cuentas, no solo se molestan, sino que envían a la jauría de troles atacar a todo ciudadano decente que les señala la corrupción, pero lo cierto es que el sol no se puede cubrir con un dedo. Así como fueron de eficaces el presidente Bukele y sus seguidores para señalar la corrupción cometida por funcionarios de ARENA y el FMLN, ahora es la admiración Bukele que se encuentran en el banquillo de los acusados, quienes deberán explicar, los faltantes y las malversaciones del MAG, los viajes en jet privados.

Las compras sobrevaloradas que el MINSAL el MOP, ANDA, el OIE y otras instituciones pertenecientes al Ejecutivo, ha efectuado a funcionarios públicos, incluso a parientes del mismo Ministro de salud. Tarde o temprano tendrán que dar cuentas ante la justicia.