El Apóstol Pablo hace una declaración excelso del amor, cuando escribe a la iglesia de Corinto, al afirmar que el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Y concluye con el siguiente párrafo dando a entender que el motor mas poderoso que mueve a la humanidad es el amor (1 Corintios 13).

Evidentemente nuestro país atraviesa por diferentes problemas que deberán de solucionarse sentados en la mesa por los diferentes autores políticos y económicos, dejando a un lado los intereses partidarios que han caracterizado en el pasado y en la actualidad a los que detentan el poder, ya que no es posible continuar soportando tanta corrupción, falta de transparencia y la nula rendición de cuentas, todo ello ha condenado a El Salvador a la miseria, porque año con año sea ha venido endeudando al país de forma irracional, y ahora con la pandemia ha quedado claro que lo que interesa es tener de forma ilimitada la chequera del Estado y no tanto el servir al pueblo sufrido.

Ningún hospital que se ofreció por la administración Bukele, a pesar de haber tenido millones de dólares diarios a disposición abrió las puertas al publico en general, por el contrario en CIFCO, continua viéndose una armazón de hierro que si bien le va al gobierno tal vez lo concluyan el año que viene, pero lo cierto es que esta obra inconclusa no es culpa de los diputados, ni por falta de fondos como se ha querido desinformar por parte del gobierno central, sino que es culpa de las decisiones precipitadas, de los exabruptos y de la arrogancia de querer figurar en las primeras líneas de los periódicos locales e internacionales.

Al querer vender una noticia que en todo Latinoamérica no habría un mejor hospital que atendiera pacientes covid-19 como El Salvador, sin embargo, el tiempo es el que se ha encargado de desenmascarar las mentiras reiteradas de ciertos funcionarios que detentan el poder, así como se ha venido desenterrando todo el lastre de corrupción que hay en la administración Bukele, que se niegan a dar información como han gastado millones de dólares, obstaculizan los procesos de auditorias con el fin de que no salgan más trapos de corrupción, compras amañadas y precios sobrevalorados en el contexto eleccionario.

De modo que los salvadoreños estamos frente a una oportunidad de oro, para saber elegir a los que serán diputados y alcaldes el próximo año, tenemos que tener al menos tres parámetros en mente, primero no se puede votar por un partido político que ha recibido subvenciones o recursos del gobierno para distribuir ayuda en El Salvador, en el contexto de la pandemia, como canastas básicas, dado que esto es corrupción y es prevalecerse del cargo público para hacer política partidaria, otro aspecto a considerar es el antecedente de cada persona que esta participando.

Por ejemplo, ahora mismo están compitiendo personas que no tienen la robustez moral ni la calidad personal para servir a la patria, porque sus antecedentes históricos los delatan, un pasado cubierto de corrupción, una vida opulenta en base al erario publico, y como no supieron defenderse en la empresa privada, porque nunca fueron capaces de emprender nada, vuelven al charco de donde salieron, aquella política, basada en el amiguismo, la mediocridad, la conspiración, la trampa y la triquiñuela, no de la verdadera política, que es el arte de gobernar y construir consensos aun con los que disienten.

El tercer parámetro a tomar en cuenta, es que la persona que se le endosara el voto, debe de tener además de capacidad, conciencia propia y que no sea un autómata que apruebe todo sin mayor análisis, es decir que tenga el suficiente criterio para frenar todo abuso de recursos públicos, que tenga la valentía de denunciar la corrupción, que tenga vocación de servicio y amor por la patria para poner por encima de sus intereses los del pueblo salvadoreño.