A pesar de las dificultades generadas por la Covid-19, una de las peores crisis ocurridas en los últimos tiempos, nuestra capital se ha seguido transformando. Haciendo caso omiso de los ataques y hostigamientos de nuestros adversarios, todo un equipo de la Alcaldía de San Salvador ha continuado arduamente con su misión y desde marzo está trabajando en dos grandes objetivos: disminuir el impacto de la pandemia y mantener a toda costa la mejora sustancial de la ciudad.

En el primero de nuestros objetivos, nos hemos encargado de llevar personalmente la atención a cada uno de los ciudadanos, desde alimentación hasta jornadas médicas, limpieza y desinfección, realizando así millones de acciones en este período para proteger la salud de cada habitante. El reto ha sido enorme: somos el municipio con la mayor población en todo el país. Sumado a eso, somos además un territorio de tránsito para todos los salvadoreños. Sabíamos que la pandemia nos golpearía más que a cualquier zona.

Por eso hemos insistido en la asignación justa de los recursos y en refuerzos presupuestarios para combatir los efectos de la pandemia con las herramientas adecuadas. Mientras tanto, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance con los pocos recursos que contamos, y logramos, a pesar de las dificultades, estar entre las grandes urbes de América Latina menos golpeadas por el Covid-19 en la relación habitantes, decesos y contagios.

La emergencia no ha finalizado y continuaremos protegiendo la salud de nuestra gente. Por esa razón, nos hemos preparado con una serie de acciones ahora que se acerca la reactivación económica. Ya tenemos listos los protocolos sanitarios que implementaremos en distintos sectores como el del transporte público y, especialmente, el de las ventas informales. También continuaremos llevando hasta los hogares de cada capitalino las jornadas de salud y limpieza para seguir reforzando la protección hacia ellos, porque no es momento de confiarnos.

Este es un gran desafío y esperamos que los otros órganos del Estado comprendan a lo que nos enfrentamos, porque cuando la capital estornuda, el resto del país se engripa. Eso es así acá y en la mayoría de países.

En cuanto al segundo objetivo, con el mismo esfuerzo hemos logrado mantener el funcionamiento de los servicios que brinda la municipalidad e incluso se ha trabajado por mejorarlos. Nuestros proyectos más importantes serán retomados de inmediato, mientras que la confianza que nuestra administración genera sigue estimulando a la empresa privada para hacer nuestra ciudad más atractiva al turismo y la inversión, porque esa también ha sido una de nuestras misiones.

Sabemos que cuando la industria de la construcción se activa de manera significativa tiende a mejorar toda la economía. Y eso está a punto de ocurrir. Confiamos en que la reactivación ordenada de la economía disminuya el impacto económico de la pandemia.

En medio de tanta situación difícil tenemos buenas noticias que darles a los salvadoreños.

Muy pronto San Salvador se convertirá en una ciudad más segura. Estamos a punto de lanzar nuestro proyecto Smart City, que incluye la colocación de más cámaras de videovigilancia y un avanzado centro de monitoreo que, junto a la coordinación con otras instituciones del Estado como la Policía Nacional Civil, la Fiscalía General de la República y la cooperación ciudadana, hará que los delincuentes piensen dos veces antes de cometer algún ilícito. Además, todo el sistema permitirá que la prestación de los servicios municipales sea aún más eficiente. En este sentido, admiramos el trabajo realizado en otras ciudades, en donde, con la implementación de sistemas similares, se ha logrado reducir de manera significativa la acción delincuencial y se ha mejorado la calidad de vida de sus habitantes. Aunque San Salvador es una ciudad mucho más compleja, pretendemos crear paso a paso un cordón de seguridad en el Área Metropolitana del Gran San Salvador.

Finalmente, mantenemos la fe en Dios de que continuaremos trabajando para reconstruir nuestras vidas, negocios y asegurarnos un mejor futuro. Los salvadoreños somos optimistas por naturaleza y siempre salimos más fuertes de cada crisis. No tenemos duda de que San Salvador tiene un gran futuro. Que Dios bendiga a El Salvador entero.