Recientemente conocimos de la renuncia de Gustavo López Davidson a la Presidencia de Arena, señalando razones que sinceramente ya rayan hasta en lo absurdo y ridículo, que faltan crasa y groseramente a la verdad, que no son ciertas ni sostenibles y que tratan de engañar a la opinión pública con aseveraciones que no son dignas de un dirigente político. A mi criterio personal, las verdaderas razones detrás de tal renuncia, tienen que ver con el probable cometimiento de hechos ilícitos, adonde se encontraría comprometido el erario público.

Me parece que cuando el señor López Davidson señala que su principal razón para la renuncia de la presidencia de su partido se daba porque “…era un buen momento para definir las acciones por difamación y calumnia que he sido objeto por parte del ciudadano Presidente de la República Nayib Bukele, ataque de que he sido objeto por ser Presidente de Arena…y para evitar que el partido Arena resulte afectado como consecuencia de los ataques que Bukele dirige en mi contra”, constituyen simplemente un burdo intento de engaño a la población, pues como es de todos sabido, la demanda por difamación interpuesta hace unos meses contra el Presidente de la República, por calumnias, fue desestimada in limine o de inicio por la Cámara correspondiente, por lo cual en este momento no existe ninguna demanda judicial por tal delito contra el Presidente de la República. Por lo que no se vuelve aceptable que se intente engañar al pueblo con tales argumentos.

Me parece que la verdadera razón por las que el señor López Davidson renuncia a la presidencia de su partido, tiene que ver con los señalamientos y acusaciones de que ha sido objeto por el presunto cometimiento de los delitos de estafa agravada, cohecho, falsedad material y evasión de impuestos, todos en detrimento del erario público, ante la Fiscalía General de la República y que eventualmente se podrían judicializar, y por ello hay que decirle claramente a la gente que las mentadas razones invocadas por el señor López Davidson para su renuncia del Coena, no se condicen con la realidad, y más bien obedecen a razones de carácter personal, por encontrarse encarando acciones penales con relación a delitos contra la hacienda pública, los cuales yo demando enfáticamente, deben ser profunda y minuciosamente investigados, y que de llegarse a determinar que fueron cometidos, en su momento se deduzcan las responsabilidades penales que correspondan, pero sobre todo, que se reintegre a los fondos públicos aquello que se le hubiese eventualmente defraudado.

No obstante lo anterior, vuelve a estar mencionado en el medio sobre la posible intención por parte de Arena y el FMLN, para tratar de desaforar al Presidente de la República, por supuestos actos ilegales ocurridos el 9F, los cuales como ya mencioné en un anterior artículo de opinión, no encaja en ningún tipo penal de los que se esbozan para querer siquiera intentar desaforarlo.

Más allá de las consideraciones legales y penales que se puedan hacer en este caso, lo que me llama poderosamente la atención es la insinuación de la posible existencia de los votos necesarios en el parlamento para desaforar al presidente, pues esto no sería más que un exprofeso propósito de “dinamitar” la Presidencia de Nayib Bukele, pues están atestiguando estupefactos cómo el partido que él inspiró y otras fuerzas políticas aliadas, están aumentando exponencialmente su popularidad y ellos cada vez más relegados en apoyos, y por supuesto para levantar una verdadera “cortina de humo” en relación a las acusaciones que se han presentado contra dirigentes de los dos partidos que negociaron con pandillas criminales a costa del dolor y luto del pueblo, sino también para eclipsar la solicitud de antejuicio contra el impresentable diputado Norman Quijano, que ha presentado el Fiscal General de la República. Así de claro, así de simple.

Pero como sea, es un hecho que ya la gente está clara de cómo son las cosas y ha sacado sus conclusiones, pero lo que sí les debe quedar demoledoramente claro es que este pueblo no estará dispuesto en forma alguna a que se intente pisotear de nuevo su voluntad, ni a que la partidocracia evite que se gobierne y se hagan las cosas en el interés de las mayorías, por vez primera en este país. No intenten siquiera lejanamente pretender desaforar al presidente de la República por inaplicables e inexistentes razones pérfidas y mezquinas, pues, caso contrario, si quieren conspirar, ¡Aténganse a las consecuencias!