El desplazamiento forzado interno sigue a la orden del día, las familias siguen huyendo de sus hogares y dejando atrás negocios y propiedades que con tanto esfuerzo lograron hacer, casas familiares construidas en terrenos que sus abuelos lograron obtener con el sudor de su frente, están siendo abandonadas debido a que el jefe pandilleril de la zona exige o que le entreguen la casa y el negocio o porque no pueden pagar la extorsión a la cual están sometidos.

Es triste observar cómo esta situación no ha cambiado, se sigue dando y la policía sigue haciendo la misma labor de solo cuidar que los ciudadanos se vayan, las zonas de alto riesgo siguen siendo las mismas, Colón, Soyapango, Apopa entre otros municipios populosos, la regla ver, oír y callar sigue siendo cumplida por los ciudadanos que se ven atrapados debido a que sus ingresos no les permiten abandonar esos lugares, las niñas y adolescentes siguen a merced de los pandilleros y que estos decidan cuando “esta lista” para darles servicios sexuales a ellos o cuando puede ser tomada para ser pareja de alguno.

Este fin de semana me tocó acompañar un caso de estos, una familia que salió del país el día sábado, que dejan atrás no solo su casa, negocio y sueños, también el esfuerzo universitario de uno de sus hijos quien estaba a punto de recibir su titulo universitario, el cual no le servirá de nada porque al país que va primero debe aprender el idioma, conseguir empleo y ya incorporar a la profesión que siempre quiso ejercer se vuelve no un sueño sino una quimera inalcanzable.

Los esfuerzos de éste y otros gobiernos no logran dar frutos, puede ser que este consiguiera la reducción de homicidios

pero eso no significa que la extorsión corriera la misma suerte, mis antiguos vecinos en la San José en Soyapango siguen llegando a la colonia con las luces apagadas de sus vehículos por orden de los pandilleros, sus hijos crecen encerrados porque ya no es opción jugar en la calle, como ellos y yo hicimos hace más de 3 décadas cuando solíamos quedarnos hasta las 11 de la noche en época de vacaciones y las fiestas infantiles se hacían en el pasaje para que no faltara nadie, la gente sigue atemorizada.

La delincuencia no se erradica de la noche a la mañana y la mera represión no es la solución, esto es un proceso integral que involucra no solo al Estado, sino a los diferentes liderazgos de la sociedad, pero debe ser un solo esfuerzo que no sea modificado por el gobierno de turno, esto ha ido pasando factura pues cada vez que llega al poder piensa tener la solución mágica y la verdad es que los problemas estructurales no se modifican con políticas de 5 años de gestión.

Enorme tristeza acompañar a esta familia que abandona el país y como ellos muchos más se van y no por la carretera, ni de forma ilegal, ellos toman aviones para buscar un futuro que se les arrancó aquí.

¿Quiénes son los responsables de esto? bueno fueron ellos, aquellos, estos y los otros… todo aquel que estuvo o está en el poder y no cambia la realidad que viven cientos de salvadoreños atrapados en sus barrios y colonias con cancerberos crueles que han sabido transformarse en actores políticos pues desde hace varios años negocian resultados electorales.