A Juan Carlos Ayala Rivera lo mataron el 22 de septiembre de 2015 en la colonia San Francisco de La Libertad. El crimen fue cometido por supuestos pandilleros que entre 2012 y 2016 habrían matado a Ayala y a otras seis personas en el departamento de La Libertad.

Hace un par de años la Fiscalía y la Policía Nacional Civil (PNC) detuvieron a 13 sujetos acusados de ser los autores materiales de los siete homicidios y otros hechos delictivos, por lo que 12 sujetos fueron presentados a un Juzgado Especializado de Instrucción capitalino. El treceavo sujeto fue “premiado” al darle el criterio de oportunidad; es decir, fue convertido en testigo criteriado a cambio de que confesara los crímenes e identificara plenamente a los otros homicidas. A cambio de su testimonio y con base en el Código Procesal Penal salvadoreño no iba a sufrir ningún tipo de condena en prisión.

La semana pasada se dio el fallo del juicio efectuado en el Juzgado Especializado de Sentencia C de San Salvador, cuyo juez no tuvo más alternativa que absolver a los 12 sospechosos porque simplemente el testigo mintió al declarar hechos tergiversados alejados de la realidad, por ejemplo mencionar lugares de los hechos distintos a los reales o señalar lesiones diferentes en las víctimas. En el juicio quedó establecido que este mismo testigo ya ha sido criteriado en otros procesos donde, adivinen qué,… también mintió adrede.

La muerte de Rivera Ayala y las otras seis personas quedaron en la impunidad. Todo el trabajo de la Fiscalía y la PNC se viene abajo porque simplemente el testigo criteriado, una vez más, se burló de la justicia al valerse de la “inocencia” o desidia de la Fiscalía y al aprovecharse de lo bonancible de las leyes salvadoreñas.

Obviamente un juez para condenar tiene que tener la certeza de que los imputados son culpables porque la Fiscalía o querella ha logrado doblegar el principio de inocencia que favorece al imputado hasta ser vencido en juicio. Las presiones mediáticas quedan a un lado cuando se carece de pruebas y no basta con la declaración de un testigo criteriado cuando no hay prueba periférica que la sustente o cuando el aporte del referido testigo carece de veracidad.

He estado en juicio donde el testigo criteriado reconoce que él fue quien disparó a la cabeza de la víctima, pero dice descaradamente que ocurrió en una fecha diferente, que lo enterraron a un lugar distinto y para colmo el informe de Medicina Legal indica que la tal víctima fue asesinada por heridas de arma blanca.

Me parece que la Fiscalía se ha vuelto muy cómoda en el uso de los testigos criteriados, porque es cierto que son necesarios, pero más necesarias son las pruebas periféricas que corroboran el dicho de un testigo que a la vez es un delincuente. En ocasiones da la impresión que los testigos criteriados son parte del plan delincuencial. Es decir, que varios sujetos se organizan para cometer delitos y como parte de las funciones que se asignan deciden quien será el criteriado en caso que los capturen. Un ejemplo: Cinco sujetos planifican un secuestro u homicidio y lo ejecutan, la Fiscalía y la PNC investigan y logran dar con los cinco homicidas o secuestradores, uno de los cuales se ofrece (o le ofrecen) ser testigo criteriado. Pues este testigo llega a declarar y miente en el juicio tal como ya lo había organizado el grupo, de tal manera que ante la falta de evidencia complementaria, hay que absolver y si acaso procesarlo por falso testimonio, cuya pena en prisión no supera los cinco años.

Las leyes deben reformarse. La figura del testigo criteriado es necesaria solo en los casos en los cuales el aporte es sustantivo para lograr una condena, pero no hay que abusar de esa figura, incluso se debe negociar una reducción de la pena, nunca una absolución definitiva. Se debe potenciar la investigación científica y el aporte de pruebas contundentes. Todo testimonio de testigo criteriado debe ir acompañado de pruebas periféricas que corroboren el dicho y que se convierten en elementos irrefutables.

Las reformar a los Códigos salvadoreños son urgentes y necesarias. No es posible que por desidia de la Fiscalía y lo bonancible de las leyes, los delincuentes sigan burlándose de la justicia salvadoreña con testigos criteriados mendaces. Descarados.